BBC News Mundo / Redacción
A cualquier desastre o accidente le siguen las preguntas de si se pudo haber evitado y qué lo provocó.
Este domingo el Museo Nacional de Brasil quedó en ruinas luego de que un incendio acabara casi por completo con una de las colecciones de antropología e historia natural más grandes de la región.
Y los primeros testimonios de quienes trabajaban en el museo -el más grande y antiguo del país- apuntan a que más de un empleado ya había expresado su preocupación por la falta de fondos y el ruinoso estado de las instalaciones.
Por su parte, el ministro de cultura brasileño, Sergio Sa Leitão, describe el desastre como “una tragedia inconmensurable” que “podía haberse evitado”.
El incendio comenzó en la noche del domingo después de que el edificio (un antiguo palacio del siglo XIX) quedara cerrado a las visitas diarias del público.
Las autoridades brasileñas no demoraron en comenzar a investigar las posibles causas de una tragedia que arrasó con la mayor parte de unos 20 millones de artículos de valor histórico y cultural, incluidos los restos humanos más antiguos encontrados en América.
Varios medios brasileños reprodujeron este lunes las teorías que podrían esclarecer las causas del desastre.
El ministro de Cultura habló de dos líneas de investigación: la caída de un pequeño globo aerostático y un cortocircuito, según el diario brasileño Folha de Sao Paulo.
En Brasil, estos globos son llamados “baloes” y se utilizan especialmente durante las fiestas “juninas”, una celebración tradicional que se realiza a mitad de año en algunas ciudades del país.
Respecto al posible cortocircuito, este se podría haber generado en el laboratorio audiovisual del museo.
“Parece que el fuego comenzó por encima, en lo alto, y fue bajando”, dice Leitão, en Radio Eldorado, una estación del diario brasileño Estadao.
El ministro asegura que cuando todo comenzó la brigada contra incendios ya no estaba en el museo, sino que sólo había cuatro vigilantes, quienes tardaron en percibir el fuego.
“Cuando lo hicieron ya era imposible que actuaran”, lamentó.
Los “baloes”, que se elevan al calentarse el aire de su interior por una pequeña llama, lucen casi exactamente a un globo aerostático regular, solo que son más pequeños.
Los incendios causados por estos globos no son raros en Brasil.
De hecho, en julio de este año un pabellón de Riocentro (uno de los más importantes centros de exposición de la ciudad Río de Janeiro) fue consumido por las llamas en un evento que incluía estos artefactos.
Algo similar pasó en el Velódromo Olímpico de Río, en 2017.
El subdirector adjunto del museo, Luiz Fernando Dias Duarte, expresó “una gran ira” tras el suceso y acusó a las autoridades brasileñas de “falta de atención”.
“Luchamos hace años, durante diferentes gobiernos, para obtener recursosque nos permitan preservar adecuadamente todo lo que se destruyó hoy”, dijo.
Un tercio de las 30 salas de exhibición del museo había sido cerradas debido a recortes presupuestarios, según el Folha de Sao Paulo.
Una gran exhibición de dinosaurios, que fue forzada a cerrar luego de un ataque de termitas hace cinco meses, se había reabierto recientemente gracias a una campaña de crowdfunding, agrega el reporte.
El bibliotecario del museo, Edson Vargas da Silva, dijo a los medios locales que el edificio tenía pisos de madera y contenía “muchas cosas que se queman muy rápido”, como documentos de papel.
El museo es administrado por la Universidad Federal de Río de Janeiro y el gobierno federal ha estado luchando con enormes desequilibrios presupuestarios en los últimos años.
En 2017, el déficit del PIB del país alcanzó alrededor del 8%. Y el estado de Río de Janeiro (donde se encuentra ubicado el museo) también enfrenta una crisis presupuestaria.
Por Katy Watson, corresponsal de BBC en Sudamérica
No es solamente la historia brasileña la que se ha incendiado. Muchos ven esto como una metáfora de la ciudad y del país, en su conjunto.
Rio de Janeiro está en crisis. La creciente violencia, el profundo declive económico y la corrupción política se han combinado para hacer que la ciudad sea una sombra de lo que fue alguna vez.
En 2016, Brasil fue sede de los Juegos Olímpicos, en los que la nación invirtió miles de millones de dólares.
Pero la resaca del evento deportivo ha afectado mucho a Río. A esto se agrega el hecho de que el gasto federal se ha reducido drásticamente y, con el aumento de la violencia, el turismo también han disminuido.
Este fue un museo que muchos alertaron como ignorado y sin fondos por mucho tiempo, y que ahora trajo devastadoras consecuencias para el patrimonio de Brasil.
Sus 20 millones de artefactos incluyen fósiles, huesos de dinosaurios y un esqueleto de 12.000 años de una mujer conocida como “Luzia”, la persona más antigua descubierta en Sudamérica.
Una pieza a destacar para muchos fue el meteorito Bendegó, que pesaba más de cinco toneladas y se descubrió en la región de Minas Gerais en el siglo XVIII.
El edificio también albergaba objetos que abarcaban el período desde la llegada de los portugueses (siglo XVI) hasta la declaración de Brasil como república, en 1889.
La colección de etnología tenía piezas únicas de la era precolombina y artefactos de culturas indígenas. El museo también albergaba varias piezas de la época greco-romana y de Egipto.
El museo se estableció en 1818, con el objetivo de promover la investigación científica poniendo su colección a disposición de los especialistas.
El ministro de Cultura de Brasil dijo a la prensa local que se llevará a cabo un esfuerzo de reconstrucción, aunque no se conoce cuándo.
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