El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio por cancelado este jueves su esperado encuentro con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, previsto para el 12 de junio.
“La cumbre de Singapur, para el bien de ambas partes, pero en detrimento del mundo, no tendrá lugar”, afirmó en una carta abierta dirigida al gobernante norcoreano.
En una alocución televisada poco después, Trump afirmó que todavía estaba abierto al diálogo, pero advirtió que habló con el secretario de Defensa Jim Mattis y con sus aliados Japón y Corea del Sur para estar preparados contra cualquier “acto tonto” de reacción de Pyongyang.
“Ojalá que cosas positivas pasen respecto al futuro de Corea del Norte. Pero si no, estamos más preparados que nunca antes“, advirtió.
El presidente también indicó que continuará con “una campaña de máxima presión” sobre Corea del Norte.
A letter from the President to Chairman Kim Jong Un: "It is inappropriate, at this time, to have this long-planned meeting." pic.twitter.com/3dDIp55xu1
— The White House 45 Archived (@WhiteHouse45) May 24, 2018
En la carta, el mandatario estadounidense atribuyó la cancelación al duro discurso empleado en los últimos días por Pyongyang, aunque dejó abierta la posibilidad de un futuro encuentro.
“Anhelaba muchísimo poder estar con usted allá. Lamentablemente, basado en la tremenda ira y abierta hostilidad demostrada en sus más recientes comunicados, creo que no es apropiado, en este momento, tener la largamente planeada reunión”, declaró Trump.
Con anterioridad, Choe Son-hui, una alta funcionaria norcoreana, había calificado de “estúpidas” unas declaraciones del vicepresidente de EE.UU., Mike Pence, en las que dijo que Corea del Norte “podría terminar como Libia”.
Choe, que ha participado en varios intercambios diplomáticos con Estados Unidos en la última década, declaró que Corea del Norte no “mendigaría” por el diálogo y advirtió de un “enfrentamiento nuclear” si fallaba la diplomacia.
En la carta Trump respondió que aunque Corea del Norte hablaba de sus capacidades nucleares las de Estados Unidos eran “tan masivas y poderosas“ que le rogaba “a Dios que nunca tengan que ser utilizadas“.
Antes, un alto funcionario norcoreano alegó que podrían reconsiderar si asistir al encuentro del 12 de junio si Washington insistía en que abandonaran su programa nuclear de forma unilateral.
Si Estados Unidos “nos acorrala y exige que dejemos nuestras armas nucleares unilateralmente, ya no tendremos interés en ese diálogo”, manifestó el vicecanciller Kim Kye-gwan, en una nota recogida por la agencia oficial de noticias norcoreana KCNA.
Análisis de Jonathan Marcus, corresponsal de la BBC de Asuntos Diplomáticos
El gobierno de Trump insiste en que Corea del Norte no estaba respondiendo de manera adecuada en los preparativos de la cumbre, levantando dudas de que la reunión hubiera podido alcanzar un resultado positivo.
La gran pregunta es qué pasa ahora.
Antes del deshielo de las relaciones entre las dos Coreas, que inició el proceso que hizo que se convocara la cumbre, la retórica salvaje entre Pyongyang y Washington hizo que se temiera un nuevo conflicto en la península coreana.
¿Volverá Corea del Norte a sus pruebas de misiles balísticos? ¿Regresará la guerra de palabras? ¿Hay todavía una posibilidad de que se mantenga algún tipo de diplomacia entre las partes?
El presidente surcoreano Moon Jae-in, quien se reunió esta semana con Trump como parte de los preparativos para la cumbre, lamentó “profundamente” la cancelación e instó a ambas partes a reanudar el trabajo para terminar las tensiones.
“La desnuclearización de la península de Corea y la paz permanente es una tarea histórica que no se puede abandonar o retrasar”, afirmó tras una reunión de de emergencia con su equipo de seguridad nacional.
Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, expresó también su decepción con la cancelación de la cumbre y urgió a las partes a continuar el diálogo para “encontrar un camino pacífico y verificable para la desnuclearización de la península coreana”.
El cambio de posición de Corea del Norte se dio tras una segunda visita que realizó Kim a China, lo que llevó a Trump a calificar al presidente Xi Jinping como “un jugador de póker”.
“Hubo una diferencia cuando Kim Jong-un salió de China por segunda vez. Hubo una actitud algo diferente después de esa reunión, y estoy un poco sorprendido”, afirmó.
Después de una peligrosa escalada de la tensión tras la llegada de Donald Trump a Casa Blanca, que incluyó amenazas militares entre Estados Unidos y Corea del Norte, se pensó que las históricas conversaciones iniciadas en abril podrían mitigar la disputa entre las dos Coreas y propiciar un acuerdo de paz definitivo para una guerra que empezó hace 68 años y que, oficialmente se mantiene entre ambos países.
De hecho, este martes un grupo de periodistas internacionales fue invitado a ser testigos de lo que Pyongyang presentó como el desmantelamiento de su sitio de pruebas nucleares, una de las bases para el diálogo con Estados Unidos.
Anteriormente, Seúl y Pyongyang habían suspendido la emisión de propaganda en su frontera y se habían alineado a la misma franja horaria como muestra de avance en el diálogo que tuvieron los gobernantes de ambas naciones el pasado 27 de abril.
Poco después el jefe de la diplomacia estadounidense estuvo en Corea del Norte y se encontró con Kim Jong-un para preparar la cumbre ahora suspendida.
Como resultado del encuentro, el gobierno de Pyongyang liberó, además, a tres prisioneros estadounidenses.
Tas la cumbre entre Kim y Moon, las dos Coreas habían acordado también: