Tras homenajear ambas formaciones a Rooney antes del choque, con miles de aficionados en pie y el artillero visiblemente emocionado, los ingleses no dieron tregua a sus oponentes con un fútbol rápido e incisivo
Inglaterra homenajeó al delantero Wayne Rooney, quien volvió a vestirse la casaca de su país dos años después, con una goleada 3-0 ante Estados Unidos en un Wembley lleno para despedir a su leyenda.
“Es un momento muy emotivo. Es increíble estar aquí”, dijo a la televisión tras la contienda.
Con todas las miradas puestas en el atacante del D.C. United de la Major League Soccer, que arrancó el encuentro en el banco, Jesse Lingard en el 25, Trent-Arnold Alexander en el 27 y Callum Wilson en el 77 se apoderaron del espectáculo con los tantos del holgado triunfo de los locales.
Inglaterra disputará el domingo un encuentro clave ante Croacia en sus aspiraciones en la recientemente creada Liga de Naciones, por lo que el DT Gareth Southgate decidió alinear de inicio a un equipo alternativo, dando descanso a hombres importantes como Harry Kane, Raheem Sterling o John Stones.
Con la estadística de su lado, con siete victorias en los 10 encuentros en los que se habían medido anteriormente, los pupilos de Southgate salieron a demostrar desde el comienzo por qué son una de las escuadras más en forma del mundo, luego de regresar en Rusia-2018 a las semifinales de un Mundial, 28 años después, y de ganar a España 3-2 el mes pasado.
Tras homenajear ambas formaciones a Rooney antes del choque, con miles de aficionados en pie y el artillero visiblemente emocionado, los ingleses no dieron tregua a sus oponentes con un fútbol rápido e incisivo, con los dos carrileros llegando continuamente a la línea de fondo, con Wilson fijando a los zagueros y Lingard erigiéndose como el futbolista más peligroso de los suyos.
Y así, tras dos avisos en el 9 y el 13, apareció el del Manchester United con un disparo inapelable al ángulo de la meta del veterano Brad Guzan, que solo pudo mirar y admirar el tanto.
Lingard recibió en la frontal del área un balón cómodo de Dele Alli y con el interior de su pie derecho se inventó un tanto de otro tipo de espectáculo.
Christian Pulisic, figura estadounidense, la había tenido instantes antes pero había perdonado. Dos minutos después, Inglaterra se lo hizo pagar doblemente con una gran internada de Alexander-Arnold por la derecha que terminó con la pelota en las mallas de Guzan.
El lateral del Liverpool apareció de la nada desde atrás y la mandó cruzada, alejada de cualquier esperanza del meta visitante.
En un abrir y cerrar de ojos, los norteamericanos sentían el golpe tremendo de jugar en Wembley ante una escuadra renacida bajo el mando de Southgate.
Uno de los secretos del entrenador británico fue darle las llaves de su equipo a los jóvenes talentos que despuntaban en los mejores conjuntos de su país, aunque eso supusiera pasar la página de algunos de los jugadores más importantes de su historia. Como Rooney.
Inglaterra continuó atacando y el ex del United y el Everton entró en el terreno de juego a los 57 para delirio de todos. El delantero llevaba dos años sin jugar con su selección, en la que es el máximo goleador con 53 tantos.
En su partido número 120, lo probó con un disparo lejano en el 71 y dibujó un pase medido poco después, antes de que Wilson cerrara el choque con un remate preciso en su primer encuentro con la casaca de su país. Del pasado al presente en el mismo terreno de juego.
Rooney volvió a acariciar el gol en el 90+1 pero su remate salió endeble de nuevo. Pero daba igual. A lo largo de más de una década, ya había inscrito con letras de oro su nombre en los libros de historia de su país. Este jueves, simplemente, pasó página. Para siempre.
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