Se pone el punto final a los cuatro largos fines de semana repartidos durante el calendario, en casa o en el extranjero. Tampoco se volverán a jugar partidos al mejor de cinco sets, sino de tres.
La ITF (Federación internacional de tenis) somete a votación su reforma tan radical como criticada de la Copa Davis, este jueves en Florida (EEUU).
En caso de adoptarse su nueva fórmula, la competición por equipos que ha superado el centenario resultará irreconocible.
Una vez que han levantado la Ensaladera de plata que reciben los ganadores de la Copa Davis, los mejores jugadores del mundo tienden a ausentarse de las siguientes ediciones. Esta constatación engendró el proyecto propuesto en la asamblea general de la ITF en Orlando. El plan se asienta sobre dos pilares: condensar la competición para aligerar el calendario y poner el cebo a los jugadores con ganancias que se disparan.
Se pone el punto final a los cuatro largos fines de semana repartidos durante el calendario, en casa o en el extranjero. Tampoco se volverán a jugar partidos al mejor de cinco sets, sino de tres. Y por último se eliminan los enfrentamientos a cinco puntos (encuentros), reemplazados por duelos de dos partidos individuales y uno de dobles, que se disputarán en una sola jornada.
Desde 2019 se celebraría una fase final de una semana reuniendo a dieciocho equipos, al término de la temporada, en un terreno neutro -punto que concentra las críticas. Los cuatro semifinalistas de la edición precedente estarían automáticamente clasificados. A ellos se sumarían dos países invitados, y doce que saldrían de una primera fase disputada siguiendo el modelo histórico local/visitante reducido a dos días.
Esta ronda de clasificación -cuatro partidos individuales y uno de dobles al mejor de tres sets- no figuraba en la primera versión desvelada por la ITF al inicio del año. Pero, ante la protesta que generó, la instancia modificó su proyecto.
Más allá del formato, los ingresos de la competición se disparan. La colaboración con el grupo inversor Kosmos, presidido por el futbolista Gerard Piqué, alcanza los 25 años y en torno a los 2.500 millones de euros. Garantiza 17 millones de euros cada año a los jugadores participantes y todavía más, 19 millones de euros destinados a las federaciones para el desarrollo del tenis.
Una tarta muy golosa, pero no del gusto de todos. Para sus detractores, tanto jugadores en activo como extenistas -Lucas Pouille y Yannick Noah principalmente- es la existencia de la Copa Davis lo que está en juego.
“El fin de la Copa Davis. Qué tristeza. Han vendido el alma de una prueba histórica. Sorry Mister Davis (creador de la competición por equipos en 1900)”, escribió Noah, el actual capitán del equipo de Francia, en Twitter el pasado mes de febrero.
Hasta la fecha la última ofensiva contra la reforma procede de grandes nombres del tenis australiano, desde Rod Laver hasta Lleyton Hewitt.
“No le pueden llamar a esto la Copa Davis. (…) Es una transacción financiera. No es más que una cuestión de dinero, no de representar a su país, no tiene ningún sentido”, denunció Hewitt.
La fórmula propuesta “elimina de la Copa Davis todo aquello que le hace ser única y especial”, lamenta en una carta dirigida a la ITF la Federación australiana, uno de los cinco pesos pesados (en referencia al número de votos) del próximo escrutinio junto a Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y Alemania.
Otro obstáculo para la Federación internacional es el renacimiento oficializado a principios de julio por la ATP -organizadora del circuito profesional masculino- de su competición por equipos, que no se celebra desde 2012, la World Team Cup, en colaboración con Tennis Australia (Federación australiana), a partir de enero de 2020.
Así pues, en el caso de que la Copa Davis se reinvente, se presentaría un horizonte con dos “Copas del mundo” similares con menos de dos meses de intervalo.
Con esta situación, ¿obtendrá la ITF los dos tercios de los votos necesarios para ratificar su reforma?
A medida que se acerca la votación, la organización se siente “segura” y “optimista”, reforzada por el “apoyo total” a su proyecto otorgado recientemente por tres de los cuatro torneos de Gran Slam: Roland-Garros, Wimbledon y US Open.
“Muchas naciones, no sólo en Europa, sino en todo el mundo, respaldan la reforma”, consideró su presidente, David Haggerty, en una entrevista a la AFP. Entre las federaciones con las que cuentan, Francia ha expresado su apoyo, acordado en la asamblea general extraordinaria de la FFT a finales de junio. Varias confederaciones más modestas han hecho otro tanto.
Un precedente invita de todas maneras a la ITF a la prudencia. Hace un año, su intento de reducir los partidos individuales de la Copa Davis de tres a dos sets ganados fue rechazado por poco.
© Agence France-Presse