A sus 23 años, Heba Ashgar, con síndrome de Down, es una excelente jugadora de bádminton con medallas de oro en Grecia y en Estados Unidos. En marzo volverá a defender los colores de Irak en los Juegos olímpicos especiales de Abu Dhabi.
Lo que convierte en “especial” a Heba –joven coqueta que tiene ajustado el pelo con una cinta rosada– es que nació con un cromosoma de más, y vive con la trisomía 21.
Cuando era pequeña, “no era estable, era incluso agresiva con miembros de la familia” recuerda su madre Suad en la pequeña casa de un barrio de clase media de Bagdad.
Pero a los 10 años debutó en ping-pong y ganó una medalla de plata en Japón en Juegos “especiales”, en los que se enfrentan atletas con un hándicap mental. Luego Heba se especializó en bádminton.
“Se aferró a ello y superó su hándicap. Se convirtió en campeona y eso la hace sentirse orgullosa” se felicita la madre.
En 2015, su medalla de oro en badminton en los Juegos especiales de verano en Los Angeles le valió incluso una pensión mensual de 600 dólares del ministerio de la Juventud y Deportes.
Hoy, a la espera de los próximos Juegos especiales, previstos del 14 al 21 de marzo 2019 en Abu Dhabi, Heba Asghar alinea impecablemente sus trofeos y medallas, así como recortes de prensa y fotos en las que aparece, sobre una pequeña mesa, mientras sueña con “nuevas medallas”.
También Dhai Wadi, de 17 años, está afectada por la trisomía y se prepara para Abu Dhabi.
En los últimos Juegos especiales –igualmente organizados por los Emiratos en marzo de 2018– brilló en atletismo, ganando el oro en los 25 metros y la plata en los 50, superando así a rivales que venían de 31 países en total.
“Cuando Dhai empezó hace tres años, hacía natación, pero finalmente prefirió la carrera de velocidad” cuenta su padre, Ali Wadi, de 60 años.
No existe ningún dato sobre el número de personas afectadas por trisomía en Irak, y “no hay medicamentos para ellos” se lamenta el hombre.
Pese a ello, Irak volvió de los últimos Juegos especiales regionales con 52 medallas, especialmente en badminton, natación, baloncesto, atletismo y bocce, versión italiana de la petanca.
“Estos atletas están dispuestos a superar su hándicap” y desde que practican un deporte “son más independientes” explica a la AFP Esam al Jafaji, director de una escuela de deporte especializada y subvencionada con fondos públicos.
Este sexagenario montó el equipo “especial” de Irak, cuyo lema está inscrito en todos los muros del gimnasio: “Déjenme ganar, y si no lo consigo, déjenme mostrar mi valentía al intentarlo”.
Ali, joven deportista también de Bagdad, sabe mucho de valentía. Tras dos operaciones del corazón, obtuvo a los 24 años una medalla de oro en bocce en los últimos Juegos especiales regionales.
Él espera reiterar el éxito en los Juegos especiales de Abu Dhabi, que reunirá a 7.000 atletas de 177 naciones, y que compiten en 24 disciplinas.
Campeones o no, los atletas “especiales” –como otros discapacitadas mentales en Irak– chocan con un muro, afirma la madre de Heba: el de la miradas esquivas o recelosas en las calles.
“Hay gente que ayuda a los jóvenes discapacitados mentales y los apoyan, pero desgraciadamente también hay en la sociedad iraquí gente que no comprende” sus problemas, afirma la mujer.
Según recientes estudios, la mayoría de iraquíes rehusa la escolarización de niños afectados de trisomía en las escuelas públicas.
Con información de: Khalil JALIL © Agence France-Presse“A veces, cuando vamos a algún lugar con Heba, la gente se aleja de ella, como si tuviera miedo. Y yo me pregunto, un poco cándidamente: ¿por que hacen eso?” dice su madre.
“A veces Heba llora, pero yo le respondo: +tú eres mejor, eres una campeona+”