Rusia-2018, como todos los Mundiales, será recordado por los jugadores que con sus jugadas y goles hicieron soñar a los aficionados de todo el mundo, pero también por aquellos futbolistas que estaban llamados a brillar y que se marcharon del torneo sin pena ni gloria.
Kylian Mbappé (Francia): A sus 19 años lleva una carrera tan meteórica como las arrancadas que protagoniza en las canchas. No es que fuera un desconocido para el gran público, ya que el traspaso del Mónaco al París SG hace un año por 180 millones de euros (el segundo más caro de la historia) le había colocado ya al frente de los focos, pero Rusia-2018 le ha consagrado como gran figura, “la estrella para los próximos 0 o 15 años”, como dijo el belga Kevin de Bruyne.
La carrera del joven Mbappé quedará marcada a fuego para siempre por el partido de octavos de final contra Argentina (4-3) en Kazán, en la que volvió loca a la defensa albiceleste con su velocidad, y convirtiéndose, después de ‘O Rei’ Pelé, en el jugador más joven en marcar al menos dos goles en un partido de la Copa del Mundo.
Eden Hazard (Bélgica): La generación dorada del fútbol belga se quedó a un paso de la final, pero el habilidoso extremo del Chelsea fue el gran artífice de que los Diablos Rojos acaben terceros, la mejor clasificación en toda su historia.
Imparable arrancando desde la banda izquierda, sus combinaciones con De Bruyne o Romelu Lukaku han dejado algunas de las jugadas más bellas del Mundial, sobre todo en la remontada 3-2 contra Japón en octavos o el triunfo por 2-1 frente a Brasil en cuartos.
A sus 27 años, el capitán belga parece en la cima de su carrera; se marcha de Rusia consagrado al fin como uno de los mejores jugadores del mundo y con una actuación que quizá le sirva para fichar por el Real Madrid, según la prensa española.
Luka Modric (Croacia): El menudo cerebro del Real Madrid ha liderado a la sorprendente Croacia hasta la final del Mundial, la primera de su historia. Tras ganarlo todo con el club blanco (cuatro de las últimas cinco Champions, entre otros títulos), el centrocampista de 32 años soñaba con llevar a su país a lo más alto y lo ha conseguido.
Su gol en la victoria 3-0 a Argentina quedará como uno de los mejores del torneo, así como su capacidad para organizar el juego croata y liderar al equipo, pese a que un error en un penal en la prórroga frente a Dinamarca pudo haber cambiado el destino de los balcánicos en octavos.
Su actuación en Rusia, pese a la derrota en la final, ha llevado a muchos a pedir el próximo Balón de Oro para el rubio jugador, cada día más parecido físicamente al legendario Johan Cruyff. De momento y como anticipo, fue elegido el mejor jugador del Mundial.
Lionel Messi (Argentina): Apenas un gran detalle de calidad en el gol que anotó frente a Nigeria en el tercer partido de la fase de grupos. Demasiado poco para uno de los dos grandes dominadores de la última década y ganador de cinco Balones de Oro.
A sus 31 años, el que puede ser el último Mundial de la ‘Pulga’, quedará también por la imagen de Messi frotándose la cara con la mano durante la interpretación del himno, en un gesto de preocupación que no anticipaba nada bueno… y Argentina fue humillada en ese partido por Croacia (3-0), condenándose a un cruce contra Francia que envió a los argentinos a casa.
Pese a que la selección lusa se volvió a casa, Ronaldo consiguió que se siguiera hablando de él durante el Mundial con su traspaso a la Juventus, dejando el Real Madrid tras nueve temporadas.
También quedará para la posteridad su deportivo gesto al acompañar a Edison Cavani, lesionado, fuera de la cancha, en el partido de octavos que Portugal perdió contra Uruguay (2-1).
Se recuperó a tiempo y llegó a Rusia dispuesto a asaltar de una vez el trono que comparten desde hace una década Messi y Ronaldo, pero lo que realmente consiguió fue ser carne de meme en las redes sociales por sus continuas exageraciones y simulaciones.
Tite había creado un equipo sólido detrás de Ney para alcanzar la sexta estrella, pero quien apareció en el complicado inicio de la Seleçao (empate contra Suiza y laboriosa victoria frente a Costa Rica por 2-0) fue Philippe Coutinho.
Su llanto tras ganar a los ticos pareció una liberación, una descarga de la presión que acumulaba. Abrió el marcador en octavos frente a México (2-0) pero en cuartos los Diablos Rojos enviaron a los brasileños al infierno de la eliminación, en lo que Neymar definió como “el día más triste” de su carrera.