A pesar de Messi, Argentina llegó a Brasil sin el aura de favorita, y fue el propio '10' el que lo dijo afirmando que con los colores de la camiseta "ya no se gana más".
Messi en estado de furia y mientras tanto la frustración de 26 años sin títulos continúa. Argentina va por el premio de consuelo ante Chile en la Copa América 2019, otro episodio en la historia triste del Leo albiceleste.
A pesar de Messi, Argentina llegó a Brasil sin el aura de favorita, y fue el propio ’10’ el que lo dijo afirmando que con los colores de la camiseta “ya no se gana más”. Y en efecto eso se vio en cada juego: una selección de doble personalidad.
La Albiceleste comenzó mal contra Colombia, con una derrota de 2-0 que desnudó todas las verdades que se trataban de ocultar desde el interior del seleccionado. Y frente a Brasil, en la polémica semifinal, hizo su mejor partido, incluso un escalón arriba de lo que ofreció la Canarinha, pero terminó perdiendo.
Es en esos vaivenes de rendimiento en los que Argentina se ha movido.
Por un lado esperando los goles mágicos de ‘La Pulga’ o la versión ‘Messi Barcelona’, pero también los hinchas se han quedado con el corazón en la boca cuando los rivales se animan a atacarla, dejando al descubierto sus falencias a la hora de defender.
Y es que las dos caras de la selección se vieron claramente contra los cafeteros y la Seleçao. En el debut todo le salió mal. Ni Messi apareció. Un partido que marcó la pauta de lo que iba a ser su diario vivir en la Copa.
Con Paraguay empató (1-1) sufriendo, y se pudo permitir un respiro ante Catar con una victoria (2-0) que la puso en los cuartos de final. Siguió Venezuela, y con Messi en su peor partido, salió airosa (2-0) para citarse con el anfitrión en las semifinales.
Y en el clásico de clásicos, Argentina volvió a mostrar esa doble personalidad preocupante, con una muy buena producción de media cancha hacia adelante pero con grandes interrogantes atrás.
Un 2-0 que pudo tener otro desenlace de no ser por los evidentes errores arbitrales y la omisión del VAR, lo que provocó la furia del astro y una carta de protesta de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) a la Conmebol.
Lejos del Messi intratable que destrozó récords esta temporada en Europa, el capitán argentino mostró su mejor versión el Mineirao: muy activo en los 90 minutos, más preciso en la conducción y en la asistencia, y hasta tuvo el infortunio de una pelota en un palo.
Pero la historia volvió a repetirse. Un nuevo intento fallido por un título, que hace cada vez más lejano y se pierda en el recuerdo aquel que Argentina conquistó en la Copa América Ecuador-1993.
¿Y el futuro? Con Messi recién cumplidos los 32 años, unos históricos que terminaron de dar lo último que tenían y una renovación que arrojó nombres a cuentagotas, Argentina tiene motivos para estar preocupada. Y una primera cuestión a resolver es saber qué pasará con el técnico Lionel Scaloni.
Chile aparece el sábado en el camino de Argentina, en un partido que a ningún jugador le agrada. Aquel villano en las finales de 2015, cuando La Roja fue anfitriona, y en la Centenario-2016 en Estados Unidos medirá por última vez en Brasil a la Albiceleste.
El escenario: la Arena Corinthians en Sao Paulo, allí donde Argentina salió en hombros al vencer a Suiza (1-0) en los octavos de final y a Holanda en una angustiosa tanda de penales (4-2) en las semifinales, para luego caer con Alemania en el Maracaná en la triste final del Mundial-2014, el dolor más grande de Messi vestido de albiceleste.
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