América Latina es la región del mundo donde se practican más cesáreas (44,3% de los nacimientos), según un estudio que alerta de la "epidemia" mundial de este tipo de partos, sólo recomendados en caso de necesidad médica.
El número de nacimientos por cesárea en el planeta prácticamente se duplicó en 15 años, de 12% a 21% entre 2000 y 2015, y superó el 40% en 15 países, la mayoría de América Latina y el Caribe, indica el informe publicado el viernes en la revista Lancet.
Actualmente, se estima entre 10% y 15% la proporción de cesáreas necesarias por motivos médicos. Pero el 60% de los 169 países estudiados se sitúan por encima de esta horquilla y un 25% por debajo, según el estudio basado en cifras de la Organización Mundial de la Salud y Unicef.
“El fuerte aumento de cesáreas -especialmente entre las clases acomodadas y sin motivos médicos- suponen un problema debido a los riesgos asociados para la madre y el bebé”, subraya la coordinadora del informe, Marleen Temmermann, de la Universidad Aga Khan de Kenia y de la Universidad de Gante en Bélgica.
Si bien las cesáreas salvan vidas y se debe “favorecer su acceso a las mujeres de las regiones pobres”, este tipo de partos presentan también sus riesgos por lo que no se debe “abusar” de ellos, según Temmermann.
Las disparidades son abrumadoras entre regiones, desde África subsahariana (4,1%) a América Latina y el Caribe (44,3%, frente a 32,3% en 2000).
En Asia del Sur, las cesáreas aumentaron más rápidamente que en cualquier otra región, con un promedio de 6% anual, disparándose de 7,2% a 18,1% de los nacimientos entre 2000 y 2015.
En América del Norte la tasa se situó en 32% y en Europa occidental en 26,9%.
Por países, República Dominicana es líder mundial en este tipo de nacimientos (58,1%), seguido de Brasil (55,5%).
Entre los 15 primeros también destacan los siguientes países latinoamericanos: Venezuela (52,4%), Chile (46%), Colombia (45,9%), Paraguay (45,9%), Ecuador (45,5%), México (40,7%) y Cuba (40,4%).
El Congreso Mundial de Ginecología y Obstetricia reunido en Brasil achaca por su parte en Lancet esta “epidemia” de cesáreas a la existencia de equipos médicos menos competentes para acompañar los partos difíciles por vía natural, a la comodidad de programar el día del parto, a los mayores beneficios económicos para las clínicas, etc.
El estudio constata además un estrecho vínculo entre el nivel de ingresos y de educación de las mujeres.
Por ejemplo, en Brasil, donde la mayoría de cesáreas se dan en embarazos de bajo riesgo, el 54,4% de este tipo de partos se producen entre mujeres de alto nivel educativo, frente a 19,4% para las mujeres de menor nivel.
Las cesáreas son indispensables cuando se presentan complicaciones, como hemorragias, sufrimiento fetal o posición anormal del bebé, recuerda el informe.
Pero también suponen riesgos como una recuperación más complicada para la madre y problemas en los partos ulteriores (embarazo ectópico, desarrollo anormal de la placenta…).
Además, el estudio subraya que están surgiendo pruebas de que los bebés nacidos por cesárea no se exponen a los mismos procesos hormonales, físicos ni bacterianos que los nacidos por vía natural, un hecho que podría alterar su salud.
Con el fin de limitar el abuso de cesáreas, el Congreso Mundial de Ginecología recomienda por ejemplo aplicar una tarifa única para todos los partos, obligar a los hospitales a publicar sus estadísticas, informar mejor a las mujeres y mejorar la formación sobre partos naturales.
Con información de: Marie-Pierre FEREY / Anna PELEGRI © Agence France-Presse