El régimen sirio, respaldado por Rusia, reanudó el domingo los bombardeos en la provincia de Idlib, último bastión rebelde en el noroeste de Siria.
El régimen sirio y su aliado ruso reanudaron el domingo los bombardeos en la provincia de Idlib, el último bastión rebelde al noroeste del país.
Helicópteros de las fuerzas del régimen lanzaron más de 60 barriles de explosivos en el sur de la provincia, matando al menos dos niños e hiriendo a otras seis personas, señaló la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
En paralelo, la aviación rusa lanzó “más de diez ataques” el noreste de la provincia de Hama, zona adyacente a Idlib que también está controlada por rebeldes y grupos yihadistas, según informó la misma fuente.
Los bombardeos hirieron a cinco rebeldes y afectaron a un hospital, que quedó fuera de servicio.
Los yihadistas de Hayat Tahrir al Sham, la exrama siria de Al Qaida, controlan el 60% de la provincia de Idlib, y el resto está en manos de grupos rebeldes rivales.
Este recrudecimiento de la violencia se produce luego del fracaso el viernes de una cumbre entre los mandatarios de Rusia e Irán, aliados del régimen de Bashar Al Asad, y Turquía, que respalda a los rebeldes.
Cientos de familias han comenzado a huir de sus hogares en los sectores bombardeados de Idlib.
La ONU teme una nueva “catástrofe humanitaria” y el desplazamiento de 800.000 personas en caso de una mayor ofensiva militar.
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