Con el futuro de los acuerdos de paz en discusión, Colombia elige el domingo a su nuevo presidente entre un exguerrillero y el discípulo del exmandatario más popular del siglo.
En Colombia casi 37 millones de votantes están llamados a unas elecciones presidenciales en las que se elegirá al sucesor de Juan Manuel Santos entre dos candidatos muy distintos.
Los colombianos asisten a las urnas desde la mañana y es que elegirán su nuevo presidente entre un exguerrillero y el discípulo del exmandatario más popular del siglo.
Unos comicios históricos que se celebran con el debate sobre el futuro de los acuerdos de paz con las FARC como telón de fondo. Así votaba más temprano el favorito según las encuestas, el derechista Iván Duque.
El ahijado político del polémico expresidente Álvaro Uribe promete modificar el pacto con la guerrilla.
Su contrincante Gustavo Petro defiende los acuerdos y promete una batería de reformas, mientras busca romper con el gobierno histórico de la derecha en Colombia. Más de 36 millones de votantes tienen la posibilidad de definir el futuro del país, aún dividido por los acuerdos que pusieron fin a medio siglo de violencia.
Duque, que promete modificar el pacto, es el favorito de los sondeos. Con 41 años, el ahijado político del polémico expresidente Álvaro Uribe (2002-10) podría convertirse en el mandatario más joven en ser elegido en Colombia desde 1872.
Petro, de 58 años, es un exguerrillero del disuelto M-19 que a la defensa de los acuerdos de paz le suma una batería de reformas y pretende romper con la gobernanza histórica de la derecha.
Con la otrora guerrilla comunista transformada en partido y diálogos en curso con los rebeldes del ELN, la lucha contra la corrupción y el narcotráfico, así como las relaciones y la migración sin precedentes desde Venezuela se abrieron espacio en la campaña.
Una contienda que, además, servirá de preludio para una eventual reorganización política de la región.
La izquierda mira con atención tras los reveses en Argentina y Chile, mientras México y Brasil están expectantes del movimiento del péndulo político colombiano para sus comicios de julio y octubre respectivamente.
Vencedor de la primera vuelta con el 39% de los votos, Duque tiene una experiencia política de cuatro años. Aunque se destacó en el Senado, al parlamento llegó impulsado por una lista cerrada liderada por Uribe.
“Nada es de él, todo ha estado apalancado por el capital político que tiene el expresidente Uribe”, aseguró Fabián Acuña, politólogo de la Universidad Javeriana.
Duque pretende recuperar el máximo cargo del país para una derecha contraria al acuerdo con las FARC, bajar impuestos a las empresas y encabezar la presión internacional contra el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
“No voy a hacer trizas los acuerdos (…), habrá modificaciones y ajustes que permitan tener una paz creíble, sostenible y cimentada en la justicia”, afirma.
El exsenador, que también anuncia endurecimiento en las condiciones para dialogar con el ELN, quiere que los jefes rebeldes culpables de delitos atroces paguen un mínimo de cárcel y no ocupen ninguno de los diez escaños parlamentarios reservados al ahora partido FARC.
Los exguerrilleros ya dejaron las armas y participaron en las legislativas de marzo, con un resultado marginal del 0,5% de los votos aunque con la representación en el Congreso asegurada por el pacto.
Pero aún faltan por concretar aspectos claves del acuerdo como la verdad y reparación para millones de víctimas y las reformas rurales que pretenden evitar nuevos conflictos.
Si gana, Duque contará con mayorías en el parlamento y el respaldo de las élites políticas y económicas.
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