Li Bingcai, agricultor de la provincia de Sichuan, alimenta a diario a millones de cucarachas, que terminarán como manjar. Estos insectos también son utilizados por la industria farmacéutica para la elaboración de medicamentos.
Es una escena digna de una película de horror: en un criadero del sudoeste de China, 10 millones de cucarachas de bandas marrones bullen en la oscuridad. Acabarán como manjar.
Li Bingcai, agricultor de la provincia de Sichuan, cuida a sus criaturas de seis patas. Las alimenta a diario y viven en placas de madera verticales, desde donde emiten en coro un sonido estridente.
En este espacio, Li acaba cubierto de insectos, que llegan hasta sus mejillas. Él no parece intimidado. Ni él ni otros criadores que decidieron probar suerte en esta actividad.
Venden las cucarachas a la industria farmacéutica tradicional para la elaboración de medicamentos. Pero Li Bingcai también las cría para el paladar. Junto a su granja, varios restaurantes las sirven salteadas con pimiento, una especialidad de Sichuan, a gourmets. Mañana habrá cucaracha laqueada.
“A la gente le cuesta imaginarse lo delicioso que está. Hasta que prueba”, explica el criador. Él se lleva un insecto vivo a la boca, lo mastica y se lo traga.
La cucaracha americana (Periplaneta americana) es una de las variedades más extendida. La consumen por sus supuestas propiedades contra las úlceras y los problemas respiratorios, o como simple vigorizante.
“Estos bichos tienen un sistema inmunitario muy desarrollado. Las personas pueden obtener beneficios si los consumen”, asegura Li Bingcai.
Su granja se encuentra en una casa antigua rodeada de campos en Yibin, una región montañosa cubierta de bosques de bambúes. La sala dedicada a la cría, del tamaño de un terreno de bádminton, tiene ventanas con una rejilla para prevenir la fuga de los intentos.
La seguridad es prioritaria. En 2013 un millón de cucarachas se escaparon de un vivero de la provincia de Jiangsu (este).
Las de Li viven en un espacio idóneo para su crecimiento, con una temperatura de 28 grados y mucha humedad. Desprende un olor a ropa mojada.
La llegada diaria de comida provoca un auténtico frenesí entre los insectos. Cuando Li Bingcai coloca sobre unas bandejas una mezcla de maíz en polvo, fruta y mondas de verduras, las cucarachas se abalanzan, trepando las unas sobre las otras.
“Las alimentamos en un entorno en el que la higiene está garantizada. Comen alimentos de verdad, nada artificial”, explica.
Regularmente coloca a parte de sus pensionistas en agua hirviendo, antes de deshidratar el armazón. El año pasado vendió una tonelada a una empresa farmacéutica por un total de 90.000 yuanes (12.000 euros, 14.000 dólares).
Li Bingcai era dueño de una tienda de teléfonos móviles cuando, en 2016, se le ocurrió la idea de lanzarse en el negocio de las cucarachas por el bajo coste de producción y la sencillez de la técnica de cría de estos insectos muy prolíficos.
Vende la mayor parte de su producción a través de internet. Medio kilo de insectos deshidratados vale entre 100 y 600 yuanes (de 13 a 79 euros, 14,5 y 89 dólares).
En la vecina ciudad de Xichang, un grupo farmacéutico chino creó el centro de producción de cucarachas más grande del mundo: cría 6.000 millones de insectos y los vigila con un dispositivo de inteligencia artificial.
La mención de las cucarachas aparece en escritos de medicina tradicional china desde el siglo XVI, en el “Bencao gangmu”, un compendio de referencia sobre las propiedades medicinales de las plantas, animales y minerales.
Las cucarachas tienen propiedades depurativas y diuréticas, afirma Liu Daoyuan, profesor del centro médico Yongshou, en Yinchuan (norte). “También es eficaz para aliviar los dolores de garganta, las anginas o las cirrosis hepáticas”, afirma.
Otros expertos de medicina china recalcan que la cría de cucarachas no está regulada por normas estrictas, lo que posibilita efectos indeseables.
Li Bingcai sueña con convencer a sus contemporáneos de que coman cucarachas. Para ello colabora con un restaurante local.
Llegan habitantes de la región para probar los insectos, atraídos por la publicidad positiva en torno a sus supuestos beneficios, explica el jefe del establecimiento, Fu Youqiang. Cocina hasta 30 platos de cucarachas por mes.
Un cliente, Luo Gaoyu, las prueba. La cucaracha salteada es “más bién sabrosa, con aroma y muy crujiente”. “Creo que todo lo que es bueno para la salud debería comerse. Poco importa qué. Su valor nutritivo es alto y contienen muchas proteínas”.
Li Bingcai prevé crear una gama de productos, con pomadas de extractos de cucaracha, parches médicos y suelas a base de cucaracha en polvo que, según él, son muy cómodas.
“Hay tantas cosas buenas en este insecto. ¡La gente lo tiene que saber!”, insiste. “Muchos piensan que es un insecto dañino pero para mí es como el oro. Son como mis hijos”.
Con información de: © Agence France-Presse