Olvídese de los desafíos militares de alta tecnología de China y Rusia, el Pentágono se está enfrentando a una amenaza a la seguridad nacional en rápido crecimiento y que podría ser aún más difícil de abordar: la crisis de obesidad en Estados Unidos.
Un estudio publicado esta semana reveló que casi un tercio de los jóvenes estadounidenses tiene demasiado sobrepeso para unirse a las filas, una estadística preocupante para los oficiales militares que ya enfrentan desafíos de reclutamiento.
“La obesidad ha amenazado durante mucho tiempo la salud de nuestra nación. A medida que la epidemia crece, la obesidad también representa una amenaza para la seguridad de nuestra nación”, afirma la ONG Consejo para un Estados Unidos Fuerte en su último informe.
El mes pasado, el ejército anunció que no alcanzaría su objetivo de atraer a 76.500 nuevos reclutas en 2018. El déficit es de alrededor de 6.500 soldados, en la primera vez desde 2005 que el servicio no alcanza sus objetivos de contratación.
Una economía estadounidense fuerte y un mercado laboral ajustado jugaron un papel importante, pero los números dejan ver el número cada vez menor de solicitantes de los que el Pentágono tiene para elegir.
Según el Departamento de Defensa, la obesidad es una de las principales razones por las que un sorprendente 71% de los estadounidenses de entre 17 y 24 años no cumplen con los requisitos de enrolamiento militar.
“Dado el alto porcentaje de jóvenes estadounidenses que tiene demasiado sobrepeso para servir, los desafíos de reclutamiento continuarán a menos que se tomen medidas para fomentar un estilo de vida saludable a partir de una edad temprana”, dice el estudio, titulado “Poco saludables y poco preparados”.
Otros factores como el uso previo de drogas y la falta de calificaciones académicas también estarían pasando factura.
El informe, compilado por un grupo de generales y almirantes retirados, señala que el problema de la obesidad es preocupante, ya que surge cuando ya de por sí menos jóvenes están interesados en unirse al ejército.
El secretario de Defensa, Jim Mattis, un general retirado, dijo el mes pasado que la reducción del número de estadounidenses elegible para servir era una “gran preocupación”.
“Es una triste situación cuando el 71% de los hombres de 18 a 24 años en este país no pueden calificar para ingresar al ejército de Estados Unidos”, dijo.
El problema debe ser abordado a nivel local, dijo, elogiando los esfuerzos de los militares retirados que trabajan en las escuelas “para tratar de restaurar la educación física donde se ha eliminado, y procurar que los almuerzos escolares tengan cosas que alimenten el cuerpo, en lugar de simplemente darles comida desagradable”.
El problema de la obesidad persiste incluso después del campamento de entrenamiento.
Según el mayor general retirado del ejército Jeffrey Phillips, los militares gastan más de 1.500 millones de dólares cada año tratando condiciones de salud relacionadas con la obesidad y en cubrir puestos vacantes por parte de tropas no aptas.
“Lo vi yo mismo: soldados regordetes visiblemente esforzándose, o fuera de los estándares de ‘altura y peso'”, escribió Phillips en un comentario en Military Times.
El nuevo informe dice que el Pentágono ha reconocido el problema de larga data de la obesidad y está tomando medidas para mejorar la salud de sus tropas.
Un programa del ejército, conocido como Performance Triad, “apunta a mejorar la preparación de los soldados y alentar conductas saludables, y brindar apoyo a los soldados en estas áreas”.
El Ejército también ha introducido una nueva prueba de aptitud física que mide la probabilidad de que los reclutas puedan alcanzar las demandas físicas del trabajo militar que hayan seleccionado.
Muchas instalaciones militares están equipadas con gimnasios de primera categoría, y los restaurantes en las bases de Estados Unidos alrededor del mundo a menudo proporcionan pautas nutricionales.
El informe concluye que la solución está en asegurar que los niños y los padres aprendan sobre la vital importancia de comer sano y de la actividad física desde una edad temprana.
Entre los países más poblados, Estados Unidos es líder en obesidad entre niños y jóvenes adultos, con un 13%.
Con información de: Thomas WATKINS © Agence France-Presse