“Queremos que nos dé una oportunidad de entrar, de poder trabajar y pagar impuestos”, imploró al presidente estadounidense esta mujer de 54 años, que no puede ocultar el cansancio por las extenuantes jornadas para llegar desde Honduras al poblado guatemalteco de Tecún Umán, fronterizo con México.
La caravana migratoria salió el sábado pasado desde la ciudad de San Pedro Sula, en el norte de Honduras, tras una convocatoria por redes sociales. Desde entonces, los poblados de Guatemala han visto con asombro el paso de los hondureños que marchan incluso con bebés y personas en sillas de ruedas.
Muchos guatemaltecos han salido a su paso para ofrecerles agua, comida y refugio.
Canales sabe que Trump amenazó con cerrar su frontera si la columna de más de 3.000 hondureños logra acercarse a Estados Unidos, pero no pierde la esperanza de “tocar el corazón” del mandatario, que incluso advirtió con cortar la ayuda financiera a Guatemala, El Salvador y Honduras por permitir el avance de la caravana.
“Mi mensaje para el presidente de Estados Unidos es que se ponga su mano en su corazón y que nos ayude. Sabemos que aquel país no es nuestro, pero en nombre de todos los hondureños que vamos aquí yo le pido al presidente Trump que nos apoye”, insistió Canales en diálogo con la la AFP.
Aunque el gobierno de Guatemala no cuenta con una cifra sobre los hondureños que entraron al país, activistas de la Casa del Migrante señalan que han atendido a más de 3.000 personas, mientras que México estima que ya son 4.000 quienes han llegado a Tecún Umán, según el canciller Luis Videgaray.
“Él también tiene hijos”
Este viernes, el bloque de migrantes se preparaba para cruzar en grupos por el puente internacional entre Guatemala y México, aunque algunos ya pasaron a suelo mexicano, incluso por balsas por el caudaloso río Suchiate, evadiendo los controles oficiales.
Entre la multitud de migrantes que abarrotó una cancha deportiva de la localidad, Oscar Galea, de 31 años, también hizo un llamado a Trump para que les permita el ingreso a Estados Unidos para trabajar y darle “un mejor futuro a sus hijos”.
“Le pedimos al presidente Trump que se ponga la mano en la conciencia porque él también tiene hijos, tal vez nunca han pasado por las necesidades que hemos tenido, pero nosotros solo queremos trabajar”, agregó Galea.
– No somos delincuentes –
Galea explicó que dejó a sus dos hijos de 3 y 6 años en su ciudad natal de La Ceiba y espera que con un empleo “de lo que sea” en Estados Unidos pueda ganar lo suficiente para darles “una buena educación”.
“No somos delincuentes, somos gente trabajadora. No somos pandilleros, no somos mareros”, agregó por su lado Wilber Cruz, de 36 años, quien sostenía una pancarta con un mensaje similar para Trump.
Cruz aprovechó para pedir a los organismos internacionales que les brinden apoyo porque “no venimos de turistas sino que no tenemos dinero y queremos llegar (a Estados Unidos) y conseguir un empleo”.
“No somos delincuentes, somos personas humildes. Los delincuentes son los políticos que han saqueado Honduras”, puntualizó Galea.
El vicepresidente guatemalteco, Jafeth Cabrera, comentó a periodistas este viernes que muchos de los hondureños han sido manipulados y les han pagado para participar en la caravana, según publicaciones en redes sociales.
“Si es un engaño el que les están haciendo es una equivocación de cualquier líder que quiera componer una sociedad, eso no se vale”, lamentó el alto funcionario.
Asimismo, afirmó que su gobierno brindó ayuda humanitaria y protección a mujeres, niños y ancianos que participan en la marcha tras rechazar el condicionamiento del presidente Trump sobre retirar el apoyo económico al país.
“Para dar una ayuda no se condiciona, lo que pasa es que es una situación difícil ver que vengan 5.000 gentes en esa naturaleza y la relación con Estados Unidos es fuerte y bilateral”, agregó.
Cabrera comentó que también están analizando dar una visa temporal a los migrantes, pero solicitaron al gobierno hondureño estar en “apresto al retorno si (los migrantes) fueron engañados” para emprender esta marcha.