Ácido de baterías y metanfetamina son componentes de la droga sisa, la “cocaína de los pobres”. Su uso se sigue extendiendo en Grecia porque su mezcla mortal es barata.
Aquellos que no pueden pagar la cocaína y la heroína, toman en Grecia, cada vez con mayor frecuencia, la droga barata sisa. Los drogadictos fuman la sustancia en una pipa de vidrio o se la inyectan por vía intravenosa. Una dosis cuesta uno o dos euros. Es fácil de preparar y sus ingredientes son fáciles de conseguir.
Sisa es un tipo de metanfetamina cristalina, pero fabricada con materiales contaminados: aceite de motor y ácido de baterías. Pero también ácido sulfúrico es parte de sus ingredientes. Son baratos y fáciles de obtener, y representan una mezcla mortal.
“Los principales efectos secundarios provienen de sus ingredientes adicionales”, dice el experto en adicciones Norbert Wodarz, de la Universidad de Ratisbona. “Los efectos vienen de toda la basura que contiene sisa. Todo es una cuestión de costos. La metanfetamina de cristal pura es simplemente muy costosa”.
Directo a la vena
Para muchos que toman esta droga barata, la muerte no tardará en llegar. “Algunos creen que quienes consumen sisa, como mucho, podrán sobrevivir un año”, explica Wodarz.
Pero ya desde mucho antes, sisa causa daños irreparables. “Las personas ya no producen saliva, y dado que la higiene dental es de poco interés para los consumidores de sisa, puede dañar rápidamente las encías y provocar la caída de los dientes”, señala el especialista. Se pueden desarrollar abscesos extensos, con sus correspondientes infecciones en el cuerpo. El pus también se acumula en los órganos internos, que, en el peor de los casos, se infectan y pueden colapsar.
Sus efectos se extienden desde la inflamación de la válvula cardíaca, que puede causar daños graves, hasta el accidente cerebrovascular y la muerte cardíaca. Además, los delirios y la agresividad no son raros. “Otro efecto secundario típico es la pérdida de peso. La gente se ve muy demacrada después de tomar la sustancia por un tiempo”, dice Wodarz.
Un problema griego
La problemática causada por sisa no es del todo nueva. “Los primeros informes de los colegas griegos llegaron en 2010 y 2011”, dice el experto en adicciones. En aquel entonces se registró una fuerte alza en el consumo. “También hubo una gran cantidad de nuevos casos de infecciones de VIH durante este tiempo, principalmente debido al uso intravenoso del medicamento sintético”.
Bajo los efectos de drogas como sisa, o incluso de la metanfetamina cristal, disminuyen todos los umbrales de inhibición. “También a menudo los adictos se vuelven indiferentes ante el intercambio de jeringas y no piensan en la infección con el VIH”, explica Wodarz.
Además, el sistema inmunológico suele estar muy debilitado entre los adictos. Sin resistencia, son susceptibles a infecciones, y eso incluye al VIH. “En el caso de los adictos a la heroína, en algún momento se fue creando una conciencia adecuada sobre el problema de intercambiar jeringas a través de campañas de esclarecimiento, por eso, por ejemplo, el aumento de las enfermedades relacionadas al VIH entre los adictos a la heroína se ha reducido drásticamente”, dice el médico.
Un negocio a costa de los desesperados
La droga mortal es consumida por los adictos especialmente en la capital griega. Sin trabajo, sin dinero, sin hogar y sin perspectivas de futuro: esas son algunas de las razones por las cuales las personas comienzan a consumir sisa.
Las mezclas de la metanfetamina griega son baratas y de fácil acceso. Su efecto es rápido, intenso y relativamente largo. En las calles de Atenas, el consumo de la droga sintética no es poco usual. De hecho, el número de adictos está aumentando. Sin embargo, no existen cifras exactas sobre el tema.
“La gente, desde su punto de vista, toma lo que puede obtener. Por eso consume drogas extremadamente sucias, porque las puede costear”, dice Wodarz.