Hartas de verse reducidas al papel de "mujer florero", las azafatas de eventos en Francia se rebelan contra el sexismo que afecta su oficio, en el que son además víctimas de desprecio, racismo y de imposiciones sobre la delgadez.
La mecha prendió con una petición lanzada el 23 de julio en la plataforma en línea Change.org, instando a la supresión de edecanes en los podios del Tour de Francia y firmada por 37 mil personas.
Paralelamente, Alice (el nombre de todas las mujeres ha sido modificado) publica desde hace un mes en la cuenta Twitter #PasTaPotiche (No soy tu mujer florero) los testimonios que recibe de edecanes de eventos, mayoritariamente anónimos, y que denuncian por ejemplo los criterios exigidos en el sector: talla 36, tacones altos, cabello liso y piel blanca.
“Movilizarse en las redes sociales nos permite hablar, conocernos”, explica Alice. Puesto que “el simple hecho de quejarse basta para que nuestra agencia deje de llamarnos“, afirma esta mujer a la AFP, justificando así su anonimato.
“Fui víctima de agresión sexual y mi agencia no hizo nada al respecto”. El cliente, un empresario de peso, según Alice, le tocó un pecho y trató de hacerla bailar. Su agencia no reaccionó, limitándose a decir que no era la primera.
Alice lanzó paralelamente su propia petición, el 13 de agosto, llamando a dejar de considerar a las edecanes de eventos como “mujeres floreros”. El martes había reunido más de 23 mil apoyos.
Con este movimiento “por primera vez de manera visible son las azafatas quienes se organizan” para explicar lo que sufren, subraya la militante Caroline de Haas, miembro del colectivo feminista #NousToutes. “Tengo la sensación de que estamos viviendo las réplicas del #MeToo“, afirma a la AFP.
Exedecán, Natasha se ha acostumbrado a oír comentarios racistas y sexistas desde que integra una empresa que las contrata, como por ejemplo: “Parece que ahora contratamos a mujeres de la limpieza” cuando tres mujeres negras se presentan para una entrevista, o bien “No, a ella no la podemos contratar, es simpática pero debería hacer deporte”.
“Una acaba habituándose y mentalmente elimina una candidata antes de que haya abierto la boca, porque sabe que no gustará al cliente”, lamenta Natasha.
“Cuando una de mis colegas dimitió, mi responsable pidió que su reemplazante fuera rubia con ojos azules y no +un saco de patatas+“, recuerda Marie, edecán.
“No pretendo prohibir el oficio de edecán”, explica acerca de su iniciativa Alice. Solicita reunirse con la ministra francesa de Trabajo, Muriel Pénicaud, a quien insta a lanzar un “plan de acción ” para poner fin al sexismo en el sector.
Contactada por la AFP, el gabinete de Pénicaud no respondió a las solicitudes. El de Marlène Shiappa, secretaria de Estado para la igualdad entre hombres y mujeres e igualmente destinataria de la petición de Alice, indicó que no deseaba realizar ningún comentario al respecto.
“Esta petición muestra sobre todo que quienes contratan no respetan el Código laboral sobre discriminación”, según la militante Haas.
“Es como si hacerse seducir formara parte de su trabajo”, indicó al diario Libération la socióloga Gabrielle Schütz, autora de un libro en francés sobre este oficio.
El 26 de julio, como reacción a la petición que pedía el fin de las edecanes del Tour de Francia, Schiappa reconoció que había “algo de desfasado” en esta práctica y recordó que otros deportes habían puesto fin.
Las declaraciones de la secretaria de Estado a cargo de la igualdad de géneros también encontraron detractoras: “Si quiero ganarme la vida con mi c…, estoy en mi derecho. Ustedes no pueden impedírmelo”, indicó la cuenta Twitter @CamilleVernier1 el 27 julio.