El autodenominado califato que los yihadistas del Estado Islámico (EI) instauraron en Siria e Irak puede haberse hundido, pero los devastadores ataques con bombas en Sri Lanka demuestran que la influencia de la ideología extremista del grupo permanece intacta.
Derrotado en el terreno, el grupo dirigido por Abu Bakr al-Baghdadi, que sigue prófugo, logró inspirar a distancia a yihadistas esrilanqueses que el domingo mataron en ataques suicidas coordinados en iglesias y hoteles de lujo a más de 300 personas.
El EI reivindicó la matanza el martes a través de su agencia de propaganda Amaq, afirmando que “los autores de los ataques contra los ciudadanos de los países de la Coalición (anti EI) y los cristianos de Sri Lanka de anteayer son combatientes del EI”.
Ya el lunes, una cuenta Telegram pro EI publicó fotos de tres de los presuntos kamikazes, cada uno con un dedo levantado hacia el cielo, y una Kalashnikov en el hombre, bajo el título “tres de nuestros hermanos comandos en Sri Lanka”, informó el Site Institute.
Detrás de ellos, colgado en la pared, se podía ver la bandera negra con inscripciones blancas de la organización yihadista.
El grupo islamista local National Thowheeth Jama’ath (NTJ), señalado como el autor de los ataques, “no tiene motivaciones locales, sino que quiere ser parte de la insurrección global del Estado Islámico”, explica a la AFP Zachary Abuza, profesor del National War College de Washington, especialista de los grupos yihadistas en Asia del sur.
“No conocía a ese grupo en particular, pero lo sé es que siempre ha habido en Sri Lanka una comunidad salafista muy motivada”, señala.
“Durante los años de Al Qaida, desempeñaron un papel de apoyo a la organización, transfiriendo dinero, por ejemplo. Son muy buenos, son disciplinados, tienen experiencia técnica, están motivados ideológicamente”, añade Abuza.
“Después de la caída del califato la pregunta que nos hacíamos todos es ¿Qué pasará ahora? ¿Puede existir un Estado Islámico sin un Estado? Lo que pasó en Sri Lanka muestra el nacimiento de un nuevo frente la insurgencia yihadista mundial”, afirma este experto.
El grupo yihadista esrilanqués aplicó lo que Jean-Pierre Filiu, profesor en el instituto Sciences Po de París, califica de “táctica ‘glocal’”, es decir acciones locales con objetivos globales.
“El aparato global de Dáesh (acrónimo en árabe del EI) se basa en un grupo local fuertemente arraigado y movilizado”, explica a la AFP Filiu. “Dáesh intenta así compensar simbólica y mediáticamente la pérdida de su santuario sirio-iraquí con una campaña terrorista con vocación global”.
Para Rohan Gunaratna, especialista en grupos extremistas del sudeste asiático de la Escuela de Estudios Internacionales S. Rajaratnam de Singapur, “EI se ha extendido por todo el mundo. Y la red de EI en Sri Lanka es responsable de este ataque.
“Algunas personas radicalizadas del National Thowheeth Jama’ath se han unido al EI, pero no todos“, añade. “Ahora dirigen las operaciones del EI en Sri Lanka, con vínculos con el grupo EI en Siria“.
Esta táctica había sido defendida durante mucho tiempo por EI, mucho antes de que una coalición internacional liderada por Estados Unidos pusiera fin a su sueño de un Estado yihadista a caballo entre Irak y Siria.
Y si el grupo yihadista tardó más de dos días en reivindicar la matanza de Pascuas “es porque su organización mediática central está realmente desorganizada“, añade este profesor. “No se han recuperado de la pérdida de Raqa” (su autoproclamada capital en el este de Siria).
El gobierno de Sri Lanka, que acusa al National Thowheeth Jama’ath (NTJ) del ataque, anunció que investigará si el grupo recibió “ayuda local” y sus “vínculos” con otros grupos para entender “cómo una pequeña organización local pudo hacer todo lo que hizo”.
Con información de: AFP