El huracán Michael tocó tierra este miércoles como el huracán más potente que azota la costa oeste de Florida en más de un siglo, con vientos máximos sostenidos de 250 km/hora que pueden causar una "devastación inimaginable", según autoridades.
El ojo de Michael ingresó a tierra firme cerca de Mexico Beach, un poblado a unos 32 Km al sureste de Panama City, cerca de las 17H00 GMT como un huracán de categoría 4 en el máximo de 5 en la escala Saffir-Simpson, informó el Centro Nacional de Huracanes.
A lo largo de esta jornada, el huracán azotará con fuertes vientos y una lluvia intensa a las comunidades de la franja noroeste de Florida, que por su geografía es conocida como el “panhandle” en inglés y que se extiende a lo largo del Golfo de México.
“Se espera que el huracán Michael sea la tormenta más destructiva que azota el ‘panhandle’ de Florida en un siglo”, dijo el gobernador Rick Scott. “A lo largo de nuestra costa, las comunidades verán una devastación inimaginable”.
“El Centro Nacional de Huracanes (NHC) espera una marejada de entre 9 y 13 pies (2,7 a 3,6 metros)”, añadió. “El agua llegará varias millas tierra adentro y podría fácilmente alcanzar los techos de las casas”.
Al informar al presidente Donald Trump en la Casa Blanca, el jefe de la agencia de emergencias FEMA, Brock Long, dijo que Michael es el huracán más intenso que azota el área desde 1851.
Cientos de miles de personas recibieron órdenes de evacuación obligatoria, pero el gobernador dijo el miércoles a los residentes que aquellos que no se fueron deben quedarse en sus casas porque ya es muy tarde para irse del lugar.
“El momento de evacuar las zonas costeras ya pasó. Refúgiense y sean cuidadosos”, añadió. “No salgan en medio de esto. No lo sobrevivirán, es mortal”.
Miles de personas ya habían quedado sin servicio eléctrico a media jornada.
Yanim Marialice, de 28 años, quedó sin electricidad en su hogar, pero ella y su marido decidieron no abandonar su casa frente a la playa en Destin, 65 Km al oeste de Panamá Beach.
“Los vientos se están poniendo fuertes, podemos escuchar que hay cosas volando y que golpean el techo”, contó a la AFP. “No puedo ver más allá de mi estacionamiento porque tantas cosas volando pueden golpear a alguien”.
Dijo que no estaba muy nerviosa, pero “sí estoy un poco preocupada de que haya un tornado”, añadió.
Long, el jefe de FEMA, dijo que muchos edificios en Florida no están construidos para resistir una tormenta con vientos por encima de la categoría 3.
Los residentes del estado vecino de Georgia también esperan un fuerte impacto de la tormenta. “Los ciudadanos en Georgia necesitan despertar y prestar atención”, añadió Long.
Mike Thomas, alcalde de la ciudad de Panama City Beach, un balneario al oeste de Panama City, dijo que teme que habrá víctimas pero que el personal de emergencia no saldrá a hacer rescates si los vientos superan los 80 Km/hora.
“Será horrible”, dijo Thomas a CNN. “Tendremos personas heridas”, aseguró.
Se estima que unas 375.000 personas de más de 20 condados recibieron órdenes de evacuación, obligatoria o voluntaria.
“Prepararse para un huracán es mentalmente agotador”, dijo a la AFP Caitlin Staniec, una gerente inmobiliaria de 28 años que se resguardó en un hotel en la capital, Tallahassee, también bajo el azote de Michael.
“No tengo miedo pero soy cautelosa”, añadió, aliviada de saber que el hotel donde se alberga tiene generador eléctrico. “Cuando eres niña, (un huracán) es divertido y emocionante, pero como adulta te tienes que preparar”.
Trump declaró el estado de emergencia para Florida que permitió liberar medios materiales suplementarios y fondos federales.
FEMA tiene más de 3.000 personas en el terreno, mientras el gobernador Scott dijo que había activado a 3.500 guardias nacionales.
En los estados de Georgia y Alabama se emitieron declaraciones de emergencia.
Después de Florida, Michael podría tocar “partes de Georgia y, lamentablemente, otra vez Carolina del Norte y del Sur”, ya golpeadas por Florence hace un mes, señaló Trump. Florence causó unos 40 muertos y miles de millones de dólares en daños.
El año pasado, una serie de huracanes catastróficos azotó el Atlántico occidental. Los más arrasadores fueron Harvey en Texas, Irma en el Caribe y Florida, y María, que azotó el Caribe y dejó casi 3.000 muertos en el territorio estadounidense de Puerto Rico.
La temporada de huracanes del Atlántico termina el 30 de noviembre.
Con información de: © Agence France-Presse