Los fallecidos del accidente aéreo ocurrido en Cuba hace una semana son 112 tras la muerte este viernes de otra mujer, mientras que un equipo de expertos cubanos, mexicanos y estadounidenses avanza en la investigación de las causas del siniestro.
El deceso de Emiley Sánchez de la O, de 40 años, ocurrió “a consecuencia de las severas lesiones traumáticas y las quemaduras sufridas en el accidente aéreo” registrado el 18 de mayo, dijo el ministerio en un comunicado.
El médico Carlos Martínez, director del hospital Calixto García de La Habana, donde era tratada Sánchez de la O, había advertido sobre el “alto riesgo de complicaciones” que presentaba, pues tenía quemaduras en 41% de su cuerpo (34% de ellas profundas).
“Su estado era crítico extremo con un pronóstico desfavorable, manteniendo un deterioro progresivo el cual no fue posible revertir (…) a pesar del esfuerzo del equipo multidisciplinario a cargo de su atención durante los 6 días de tratamiento intensivo”, agregó el ministerio.
Tres mujeres habían sobrevivido a la caída de la nave y llegado al hospital. El último lunes murió la primera de ellas, Gretell Landrove, de 23 años.
El Boeing 737-200 en que viajaban las tres mujeres desde La Habana a Holguín (este) se estrelló al mediodía del pasado viernes cuando acababa de despegar desde el aeropuerto internacional de La Habana, con 113 personas a bordo.
Del total de fallecidos, 101 son cubanos -entre ellos cinco niños- seis tripulantes mexicanos, y cinco pasajeros extranjeros: una pareja de argentinos, una mexicana y dos saharauis.
Las autoridades cubanas habían identificado hasta este viernes a 74 de los muertos del accidente, incluidos cinco de los seis tripulantes del avión. Queda por reconocer el cadáver de la azafata María Daniela Ríos Rodríguez, explicó a un medio local el médico forense, Jorge González.
Algunos de los fallecidos ya fueron sepultados en sus respectivas provincias.
En la comisión gubernamental, que Cuba creó para investigar las causas del siniestro, el peor en casi tres décadas, participan especialistas de Boeing, Global Air y la Rama de Aeronáutica Civil de México.
El presidente del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba, Armando Daniel, anunció la noche del jueves el hallazgo de la segunda caja negra del avión, la que guarda los datos vitales del vuelo -la de voz había sido encontrada el sábado- lo que permitirá avanzar en la investigación.
No obstante, López, que también preside la comisión investigadora, declaró a la televisión cubana que las pesquisas podría tardar meses, pues siguen estrictamente los protocolos internacionales.
“En la forma que avanza el trabajo de la comisión pensamos que no debemos llegar al año, pero si siempre necesitaremos meses para adoptar unas conclusiones que sean creíbles, que sean probatorias”, concluyó el funcionario.
El avión que utilizaba la estatal Cubana de Aviación era propiedad de la mexicana Damojh (Global Air), bajo la modalidad de “arrendamiento húmedo”, bajo la cual se hace cargo del mantenimiento de la nave y ofrece además la tripulación completa.
Fabricada en 1979, la nave había superado su última revisión en noviembre de 2017.
Pero el pasado lunes, tras el accidente que enlutó a la isla, la gubernamental Dirección General de Aeronática Civil de México comunicó a Damojh la suspensión temporal de sus operaciones “en tanto se lleva a cabo la verificación extraordinaria de seguridad” de sus aeronaves.