Nicaragua se paralizó este jueves por un paro convocado para presionar al presidente Daniel Ortega a cesar la represión, pero los ataques a tiros contra los manifestantes recrudecieron en varias ciudades, aumentando a 161 el número de muertos en casi dos meses de protestas.
En la jornada, tres personas fallecieron en ataques armados de paramilitares y turbas progubernamentales contra las barricadas de manifestantes en Nagarote (noroeste), Tipitapa (Managua) y Masatepe (sur), indicó el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Marlin Sierra.
Mientras, el paro fue casi general en Managua y en los departamentos de Masaya, Granada (sur), Matagalpa, Estelí, Nueva Segovia (norte) y León (noroeste).
En la capital, las calles lucían desoladas con algunos autobuses de transporte público circulando casi vacíos y presencia policial en varios puntos de la ciudad, observó AFP.
El paro “es una forma de presionar a este gobierno que está haciendo atrocidades, queremos una Nicaragua libre”, dijo una habitante de un barrio capitalino, donde la gente sonó las cacerolas en repudio al mandatario.
Nicaragua vive un clima permanente de protestas que tiene bloqueadas sus principales rutas con casi 900 tranques y barricadas en ciudades semiparalizadas desde que el 18 de abril estallaron las manifestaciones contra una fallida reforma a la seguridad social.
Sin embargo, las protestas se extendieron como una muestra de disconformidad contra el gobierno de Ortega, quien gobierna desde 2007 con su esposa Rosario Murillo como vicepresidente y mano derecha, bajo cargos de autoritarismo y de controlar todos los poderes del Estado.
Los mercados, bancos, supermercados, tiendas, gasolineras y la mayoría de pequeños expendios de comida en los barrios de Managua y otras ciudades no abrieron sus puertas, mientras que en los colegios públicos los maestros quedaron esperando a los alumnos.
“Está palmado (vacío) todo, la huelga la está apoyando la población”, dijo el taxista Pablo Ramírez, quien desistió trabajar por falta de pasajeros.
El popular mercado oriental de Managua, con más de 20.000 negocios y 2.000 vendedores ambulantes que inician sus actividades en la madrugada, lucía abandonado, custodiado a su alrededor por barricadas que la gente levantó para defenderse de eventuales saqueos.
“El mercado está apoyando el paro”, dijo a la AFP Liliam Gámez, empleada de una tienda turca, que llegó a trabajar porque el jefe le pidió que cuidara el negocio.
“Hoy nadie está trabajando”, dijo a la AFP Carlos Sánchez, un vendedor ambulante de 58 años, que estaba sentado en una acera del mercado leyendo el periódico, y quien espera que el paro empuje al gobierno a solucionar la crisis.
La inmensa mayoría de tiendas del mercado Roberto Huembes, en otro punto de la ciudad, no trabajaron, mientras que el resto de centros comerciales de la capital tampoco abrieron.
“El paro es para presionar al gobierno para que se siente a dialogar y dar una solución a esta crisis”, dijo a la AFP Heriberto Ruiz, un vendedor golosinas que llegó a cuidar su negocio.
“Que (Ortega) salga por la puerta de adelante, no por la trasera”, dijo Ruiz, quien afirma que Nicaragua se ha convertido en “tierra de nadie” por la violencia y saqueos.
En medio del paro, grupos paramilitares dispararon contra manifestantes que resguardaban barricadas en las ciudades de Nagarote, Tipitapa y Masatepe, causando al menos tres muertos y varios heridos, confirmó a la AFP el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), que contabiliza hasta la fecha 161 muertos.
“¡Están disparando!, gritaba la población de Tipitapa, 22 km de la capital, donde centenares de mujeres salieron valientes a la calle a sonar las cazuelas y replegar a gritos a los armados, según videos.
También se produjeron enfrentamientos en las ciudades de Jinotepe, Diriamba, León y tiroteos en Managua.
En Managua, algunos barrios y la Universidad Autónoma de Nicaragua (UNAN), trinchera de estudiantes en protesta, fueron atacados por la madrugada, según la oposición.
Mientras en Masaya, paramilitares armados “dispararon a mansalva a las trincheras”, causando un herido de bala, indicó.
La policía de este antiguo bastión del oficialismo continúa sitiada con barricadas que son defendidas por jóvenes con piedras y morteros caseros.
La Unión Regional de Cooperativas de Transporte Colectivo (URECOTRACO) por su parte denunció que grupos delincuenciales secuestraron cinco unidades en Managua.
La Conferencia Episcopal convocó este viernes a reanudar el diálogo para dar a conocer la respuesta de Ortega a su propuesta de democratización.
“Estamos confirmando a nuestro pueblo que ahí estará la delegación del gobierno presidida por el canciller Denis Moncada” con el ánimo de trabajar “desde el diálogo por la paz”, dijo la vicepresidenta y portavoz oficial Rosario Murillo.
Con información de: © Agence France-Presse