El gobierno alertó de un incremento en el número de detenciones de indocumentados en la frontera y critica duramente la caravana "Viacrucis Migrante".
Yolany Reyes lo tiene muy claro, nadie la separará de su niño de tres años.
“Sería como quitarme una parte de mi”, dijo esta hondureña, que viajó con la caravana migrante para pedir asilo en Estados Unidos.
Junto a un centenar de centroamericanos espera en un improvisado campamento en una plaza de Tijuana aledaña al puesto fronterizo.
Comenzó un lento proceso para presentar sus solicitudes. 25 fueron admitidos en Estados Unidos con peticiones de asilo.
Al llegar ante el oficial de inmigración, el indocumentado es detenido para la primera etapa que es determinar si hay “temor creíble”, explicó un profesor de leyes migratorias.
“Luego procede una audiencia de asilo ante un juez de inmigración. El solicitante no tiene que ser detenido en esta etapa, pero a menudo lo es porque el gobierno quiere asegurarse de que se presente a su audiencia”, detalló.
Y en ese proceso, los niños pueden ser separados de sus padres.
Según el diario The New York Times, unos 700 niños fueron separados de sus padres en estaciones fronterizas desde octubre de 2017, 100 de ellos menores de cuatro años.
Donald Trump llegó al poder con un fuerte discurso anti-inmigrantes. Críticos sostienen que la separación de familias es una política del gobierno para evitar la llegada de más indocumentados.
Aunque Tyler Houton, del departamento de Seguridad Nacional (DHS), lo negó. “No existe una política de separar familias en la frontera con propósitos disuasorios”.
“El DHS tiene la obligación de proteger los mejores intereses de los niños cruzando nuestras fronteras y ocasionalmente esto resulta en separarlos del adulto con el que están viajando si no se puede confirmar una relación parental o si pensamos que el niño está en peligro”, dijo.
Reyes no sabe realmente qué hacer: por un lado insiste en que no se separará de su niño y por el otro asegura que no puede volver a Colón, donde mataron a su padre campesino por motivos políticos.
“Hemos sufrido muchas tragedias”, contó esta mujer, que asegura que solo se sentirá a salvo solo en Estados Unidos, adonde hace un mes llegó su marido. “Corro peligro”, añade mientras alimenta a su pequeño con avena.
El gobierno alertó de un incremento en el número de detenciones de indocumentados en la frontera -90.033 entre enero y marzo 2018 frente a 62.525 en el mismo período de 2017-, y critica duramente la caravana “Viacrucis Migrante”.
“Es un ataque a la soberanía de la nación”, zanjó el director encargado de la policía migratoria. “Se aprovechan de los vacíos legales del sistema”, dijo siguiendo el discurso de Trump y su vicepresidente Mike Pence.
“Algunos tienen buenos casos [para asilo], pero muchos no”, siguió Homan.
James Jones, abogado de inmigración, cruzó la frontera para dar consultas gratuitas a los miembros de la caravana sobre el proceso de asilo y sus riesgos.
“Tienen más temor de volver a casa”, explicó.
Esa es la postura de Johana Magaly, de 37 años. Prefiere separarse de sus cinco hijos temporalmente si eso significa entrar a Estados Unidos y no volver a Guatemala, donde asegura, un hombre la amenazaba de muerte.
“Con tal de estar mejor que en mi país y los pueda tener conmigo después”, corre el riesgo.
La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, ya demandó al gobierno por su “política de separación de familias”. Buscaban reunir a una mujer del Congo huyendo de la violencia y su hija de siete años.
El gobierno al final liberó a la mujer.
Con información de: © Agence France-Presse“Muchas familias continúan separadas, continuaremos peleando esta práctica horrible”, indicó Lee Gelernt, del programa de derechos del inmigrante de ACLU.