Ajla Nizic no sabía lo que era el cáncer cuando le fue diagnosticado, con 4 años. "Pero sabía que había perdido mi cabello", recuerda la joven, de 19 años en la actualidad.
Quince años después de haber sobrevivido a la leucemia, esta estudiante de medicina desarrolla una actividad destinada a proporcionar gratis a los niños enfermos de cáncer en Bosnia algo que sus padres no pudieron comprarle a ella: una peluca.
En este país de los Balcanes, uno de los más pobres de Europa, es posible comprar pelucas sintéticas para adulto, pero cuando se busca una para niño hecha a medida hay que ir a la vecina Croacia.
No obstante, a más de 2.000 euros la unidad, se trata de una compra inimaginable en Bosnia, donde el salario medio es de 400 euros mensuales.
“Puede parecer ridículo, cuando lo primero es combatir una enfermedad tan agresiva, pero la pérdida del cabello a menudo es muy dura psicológicamente”, asegura Ajla, cuyo rostro lo enmarcan unas largas trenzas castañas.
La operación, llamada “Mi cabello, tu cabello”, anima a los bosnios a donar parte de su pelo a un taller de confección de pelucas naturales para niños, abierto en Sarajevo en octubre de 2017 y desarrollado por una decena de voluntarios.
Cientos de personas acudieron ya a cortarse el pelo en eventos organizados en escuelas y centros comerciales. Otras los enviaron por correo.
Las pelucas de pelo natural, además de tener un aspecto menos artificial, permiten ahorrar el precio del material.
“Me gustaría que todos los niños recuperen la sonrisa, no quiero ser yo la única que ría”, comenta Suana Sehic, de 13 años al donar su pelo en la escuela primaria de Hadzici, cerca de Sarajevo.
Hasta ahora se confeccionaron y donaron a niños una veintena de pelucas, cuenta Nermina Cuzovic, de 39 años, quien montó el proyecto con ayuda de un programa del gobierno suizo.
Además de confeccionar pelucas, el taller forma a futuros artesanos, en un país en el que este oficio estaba a punto de “morir”, destaca Nermina.
Una decena de futuros fabricantes de pelucas aprenden los secretos del oficio. Para confeccionar una peluca se necesita el cabello de al menos seis personas y las trenzas cortadas deben tener al menos 30 centímetros de largo. Su color debe ser lo más parecido posible y es un trabajo que lleva entre “10 y 15 días”, detalla Fuad Halilovic, de 22 años y quien gestiona el taller.
“Intentamos que la peluca se parezca al máximo al corte que llevaba el niño antes de perder el pelo. Tomamos la medida de su cabeza y miramos en las fotos cómo era antes”, explica.
Esta es una de las numerosas operaciones lanzadas por la asociación Un Corazón para los Niños, creada hace una quincena de años por padres de menores enfermos.
En 2016, la asociación abrió, gracias a las donaciones, una “casa parental” cerca de la clínica pediátrica de Sarajevo, que ya alojó a un centenar de familias. El lugar propone a los padres una ayuda psicológica y social mientras sus hijos están en el hospital y un alojamiento a quienes no son de Sarajevo.
“Antes, algunos padres dormían en su automóvil cerca del hospital, porque el alojamiento es caro en Sarajevo y el tratamiento es muy largo”, explica el presidente de la asociación, Fikret Kubat.
Atifa Buldic-Besic, de 30 años y voluntaria en la asociación, estuvo alojada allí durante siete meses en 2016, cuando su hija era tratada por una leucemia.
“Era nuestro segundo hogar, el único lugar en el que nuestra hija sonreía, el lugar en el que empezó a correr, el único lugar en el que jugaba con otros niños”, recuerda esta joven madre que vive en Tuzla (norte).
La “casa parental” dispone de 10 apartamentos y el objetivo ahora es encontrar un “padrino” para su mantenimiento.
El delantero internacional bosnio de la Roma, Edin Dzeko, se comprometió recientemente a financiar el funcionamiento de uno de estos apartamentos durante tres años.
“Todos los que tenemos hijos sabemos que es lo más preciado que tenemos […] Quiero mostrar a estos niños y a sus padres que no están solos”, declaró en una conferencia de prensa al firmar el acuerdo de financiación.
Con información de: Rusmir SMAJILHODZIC © Agence France-Presse