Un monje budista extrae un frasco de aceite de cánnabis de su túnica y se pone una gota debajo de la lengua. Es uno de los numerosos asistentes a un festival dedicado a la hierba en el noreste de Tailandia, donde la legalización de la marihuana terapéutica está despertando entusiasmo.
Tailandia se convirtió en el primer país del sudeste de Asia en legalizar la marihuana con fines médicos, el año pasado, uniéndose a países como Canadá, Australia, Israel o más de la mitad de los estados de Estados Unidos.
Se prevé que el mercado mundial alcance los miles de millones de dólares en una década, pero la lentitud de la implantación de la medida en la legislación tailandesa está muy por detrás del entusiasmo que ha suscitado.
Un partido político apoya los beneficios de la planta, hay conferencias y seminarios por todo el país, y el festival de tres días que se celebra en Buriram viene a añadirse al culto a la droga.
El festival “Pan Buriram” (Buriram Strain), que finaliza el domingo, es un acontecimiento en esta ciudad tranquila situada a unas cinco horas al noreste de Bangkok y conocida principalmente por sus competiciones de fútbol y deportes de motor.
El monje Chaivisit Visitvekin, de 67 años, era uno de los miles de asistentes que hacía cola para presentar documentos ante el ministerio de Sanidad como parte de una indulgencia para quienes ya consumen cánnabis para aliviar el dolor.
Dijo que lo tomaba contra el dolor de hombro, entre otros males. “Lo usé antes y no tuve efectos secundarios”, explicó.
El ambiente en el día de la inauguración del festival reflejó la mezcla de cautela y emoción por la legalización de la marihuana medicinal en Tailandia, dirigida por una junta militar.
La policía armada se paseaba por el festival mientras sonaban canciones de Bob Marley, los vendedores vendían papel de fumar y pipas, y el olor penetrante de la marihuana flotaba en los márgenes exteriores del recinto.
Los ponentes explicaban a los asistentes todo sobre “las cuatro variedades de cánnabis”, o sobre los “controles de calidad” en tiendas con aire acondicionado adornadas con plantas de marihuana.
Los vendedores mostraban abonos, así como equipos de iluminación y de invernadero para quienes buscan cultivar la planta.
La recién graduada Surrerat Ruangnoy dijo que usaba marihuana para ayudar a tratar las migrañas, y agregó que esperaba que el estigma tradicional que rodea a la droga se alivie como resultado de festivales como este.
“En el festival vi a personas mayores, tomé fotos y se las mostraré a mis padres”, dijo la joven de 26 años.
Buriram es el bastión en el noreste del país del Partido Bhumjaithai, que se presentó en las elecciones del mes pasado en una plataforma para legalizar la marihuana y permitir que las familias cultiven seis plantas cada una.
El millonario Newin Chidchob, un miembro fundador del Bhumjaithai que sigue siendo influyente en el partido y dirige el imperio deportivo de la ciudad, presidió el festival.
Le dijo a AFP el sábado que el propósito del acto es ayudar a los tailandeses a “entender y obtener acceso a los beneficios del cánnabis”.
El Partido Bhumjaithai es percibido como un socio clave en la formación de una coalición de gobierno después de que en las elecciones del 24 de marzo tanto el partido respaldado por la junta como su principal rival se declararan ganadores.
Los resultados completos de las elecciones se esperan para el 9 de mayo, pero Bhumjaithai ya avanzó que no se unirá a ningún gobierno que no respalde sus políticas.
Aunque las autoridades tailandesas planean regular de manera estricta el sector de la marihuana en los primeros cinco años, Newin predijo que el próximo gobierno acelerará el proceso.
También recordó el uso prolongado de la marihuana en la medicina tradicional, en medio de las disputas actuales sobre los beneficios reales de la planta.
El secretario general de la Unión de la Sociedad de Medicina Tradicional de Tailandia asistió al festival y dijo que se unió a Bhumjaithai hace aproximadamente un año por su postura pro marihuana.
“Se ha utilizado desde la era de Buda”, dijo Sukasom Amratisha a la AFP el sábado.
Algunos participantes ven el festival como parte de un cambio en la mentalidad conservadora de Tailandia.
“El estigma del cánnabis está cambiando”, dijo Ryan Doran, un experto estadounidense en marihuana que asesora a los agricultores tailandeses.
“Nunca pensé que podría estar cerca de tantos policías (tailandeses) y tanta marihuana y no estar esposado”.
Con información de: Joe FREEMAN and Anusak KONGLANG © Agence France-Presse