A menos de 24 horas de asistir a un mitin en Misuri, Trump viajó a otro en Virginia Occidental y luego estuvo en Indiana, en una frenética seguidilla proselitista que continuará hasta el lunes.
“El hecho es que, después de reconstruir otros países, estamos reconstruyendo nuestro país. Era hora”, dijo el viernes de noche en Indianápolis, donde aseguró que “un Congreso republicano significa más empleos, menos crimen”.
Previamente, el mandatario consideró que los republicanos están en una buena posición ante las elecciones legislativas del martes, particularmente con las nuevas cifras de empleo que muestran el buen desempeño de la economía.
Pero las encuestas apuntan a que la oposición demócrata obtendrá la mayoría al menos en la Cámara de Representantes, amenazando a Trump con bloquear sus políticas y escudriñar sus finanzas personales, altamente cuestionadas.
Este viernes también apareció en escena el único demócrata que puede quizás igualar el poder mediático de Trump: su antecesor en la Casa Blanca, Barack Obama.
En Florida, donde la carrera entre demócratas y republicanos es cerrada en varios frentes, Obama desplegó su elocuente oratoria para llamar a sus partidarios a “saltearse las mentiras” y “bloquear el ruido”.
Celebración y miedo
Trump, quien llevó a la Casa Blanca trazas sin precedentes de populismo y confrontación, claramente disfruta de la contienda.
Las cifras de empleo del viernes le dieron una gran oportunidad de alardear sobre la que suele llamar la “economía más caliente” del mundo.
“¡Guau! Estados Unidos agregó 250.000 empleos en octubre, y esto fue a pesar de los huracanes”, escribió el presidente en Twitter. “Desempleo en 3,7%. ¡Los salarios suben! Estos son números increíbles. ¡Sigan adelante, voten republicano!”.
También es buena noticia para Trump en su intento de captar votantes el hecho de que los salarios parecen estar fortaleciéndose.
Asimismo afirmó ser optimista sobre la posibilidad de que la guerra comercial con China termine obligando a Pekín a abandonar lo que Washington ha considerado barreras injustas y el robo de propiedad intelectual.
“Creo que haremos un muy buen acuerdo con China”, dijo.
“No tendrán que disparar”
Pero aunque el presidente afirma a los cuatro vientos que Estados Unidos es una tierra de abundancia con empleos para todos, también está haciendo todo lo posible para despertar el miedo y el odio.
Incluso cuando la inmigración ilegal se ha reducido a una cuarta parte de lo que era en 2000, Trump afirma que el país se enfrenta literalmente a una “invasión” de centroamericanos.
Unos 10.000 hondureños y salvadoreños que huyen de la pobreza y la violencia en sus países avanzan por México rumbo al norte en tres grupos diferentes, una situación que Trump aprovechó electoralmente.
El presidente amenazó con movilizar hasta 15.000 efectivos a la frontera, anunció detenciones a quienes demanden asilo político y planteó anular el derecho a la ciudadanía sólo por nacer en Estados Unidos, considerado protegido por la Constitución.
El viernes, Obama se refirió al plan de Trump de enviar más soldados a la frontera como un “truco político”.
El despliegue militar, aseveró el expresidente, está sirviendo para “enfadar y desmayar a la gente”. Y agregó: “Simplemente hay una constante intimidación para distraer la atención”.
Trump había dicho el jueves que los soldados estadounidenses debían disparar a los migrantes si éstos les arrojaban piedras en su intento de ingresar a Estados Unidos. Se retractó el viernes, señalando que “no tendrán que disparar”.
Para sorpresa de muchos, Trump también tuiteó una publicidad electoral protagonizada por un inmigrante ilegal, Luis Bracamontes, quien mató a dos policías en California en 2014, y luego se burló de los asesinatos en la corte.
El anuncio, que busca subrayar el repetido argumento de Trump de que la oposición demócrata alentará el ingreso de extranjeros criminales, afirma que los demócratas permitieron que Bracamontes entrara al país y “le dejaron quedarse”.
Sin embargo, el periódico de California Sacramento Bee informó que Bracamontes fue deportado antes de volver entrar al país, durante la presidencia del republicano George W. Bush.
Nueva arremetida contra los medios
Acusado de agitar sentimientos extremistas con sus frecuentes diatribas, Trump volvió a arremeter el viernes contra los medios de “noticias falsas”, a los que acusa de engendrar violencia.
“Si los medios escribieran correctamente, escribieran con precisión y escribieran de manera justa, se tendría mucho menos violencia”, dijo.
Un fanático partidario de Trump fue arrestado la semana pasada bajo sospecha de haber enviado paquetes bomba a más de una docena de opositores del presidente. Otro hombre, alegando odio hacia los inmigrantes y los judíos, asesinó a 11 personas en una sinagoga de Pittsburgh.
En los actos de campaña, las referencias de Trump a los “medios de noticias falsas” generan ruidosos abucheos de la multitud.
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