A María Matus, Sirena, la asesinaron el domingo pasado en su viaje a Costa Rica. Uno de los responsables ya fue liberado. El otro estará condenado a 3 meses de prisión preventiva a la espera del juicio definitivo que decidirá y se queda o se va de la cárcel.
Se llamaba María Trinidad Matus, aunque la llamaban Sirena. Tenía 25 años, era mexicana y estaba de vacaciones en Costa Rica.
A Sirena la mataron, yen las redes sociales la están responsabilizando de que la asesinaran por viajar sola.
Fue en la playa. De acuerdo con AFP, “la policía judicial indicó que fue asesinada en horas de la madrugada cuando caminaba por la playa de Santa Teresa, en el noroeste de Costa Rica”.
En un comunicado oficial el portavoz del Organismo de Investigación Judicial explicó que, tras ser asaltadas por dos hombres, la chica británica logró huir y pedir ayuda a un guardia de seguridad privada de un vecindario cercano. El hombre que la asaltó había tratado de arrastrarla al mar para ahogarla. El guardia y los vecinos corrieron a socorrer a Sirena y atrapar a sus asesinos. Lograron retener a uno de ellos, pero para entonces el cuerpo sin vida de Sirena ya yacía sobre la arena.
Al conocerse la noticia en México, muchos usuarios aseguraron que la mataron no por culpa del machismo, sino por su falta de sentido común.
La mayoría de esos comentarios se olvidan de hablar del papel protagonista como asesinos de los hombres que mataron a Sirena y que la justicia costarricense ya dejó en libertad a uno de ellos, mientras otro está condenado a 3 meses de prisión.
El problema de base para ellos es, claramente, que nosotras no nos andamos con cuidado en el mundo que tenemos, no que la sociedad funcione así.
Creen que María invocó a sus asesinos, o los provocó publicando en sus redes sociales que iba a hacer ese viaje.
Y hasta hay quien ha intentado invalidar que las mujeres protestemos y difundamos la noticia y nuestra visión al respecto en redes: “Si quisieras hacer algo estarías buscando a los asesinos no dando tu opinión aquí”.
https://twitter.com/DeschainGun/status/1026960294508027905
Como era de esperar, también hubo mujeres que se cubrieron de gloria dejando claro que la sororidad, la empatía y en sentido de la justicia y la libertad en general no son cosas que les interesen, al menos cuando la tragedia no les toca directamente.
https://twitter.com/solispau01/status/1027283242842578945
Pero, ¿cómo vas a ser dueño de tu seguridad si no puedes controlar que venga otro a matarte? ¿Qué disparate es ese? Claramente la seguridad de esa chica no fue de su pertenencia cuando vinieron y la mataron. Hay que tener valor para decir algo así.
Afortunadamente la red también se ha llenado de usuarios que hablaron desde la pena, la rabia y la indignación que se merece un caso como este.
No queremos que nos tratéis como a princesas, ni superioridad, ni privilegios como dicen algunos. Queremos que no nos maten.
Queremos que, cuando algo así vuelva (porque, por desgracia, volverá a pasar) no se pongo ni un ápice de responsabilidad en la muerta.
Hombres comentando las notas sobre feminicidio: "no viajen", "ya no anden solas", "no se expongan", " carguen un arma"… Por qué no mejor piden que NO NOS MATEN???
— Tania Tagle (@Tania_Tagle) August 7, 2018
Tenemos derecho a viajar solas.
Tenemos derecho a salir y entrar cuando queramos.
Tenemos derecho a vivir sin miedo.
El día antes del asesinato de Sirena, una española, Arantxa Lopez Gutierrez, de 31 años, fue asesinada también en las playas de Costa Rica. Había viajado allí con su pareja. La encontraron en la playa asfixiada son signos de haber sido sexualmente agredida.
¿Y el marido la dejó salir sola a caminar en un lugar desconocido sin pensar en los peligros que podía haber?
— edavid sanguisalas (@edavid57edavid) August 6, 2018
Probablemente de Arantxa digan lo mismo que están diciendo de María, que si no quería que la mataran, no tenía que haber salido a correr sola aquella mañana.
En Twitter un tal David se pregunta como su marido “le dejó” salir sola, porque para él y otros tantos son los hombres los que nos han de dar el permiso para salir.
O para vivir, lo mismo da.