El alcalde capitalino Álvaro Arzú Irigoyen, es considerado el último dinosaurio político que marcó la historia del país en los últimos 35 años, siendo líder. Arrancó su carrera en la ultraderecha pasando luego a una política más centrista, explica el economista y analista político Édgar Gutiérrez.
El alcalde capitalino Álvaro Arzú Irigoyen, es considerado el último dinosaurio político que marcó la historia del país en los últimos 35 años, siendo líder. Arrancó su carrera en la ultraderecha pasando luego a una política más centrista, explica el economista y analista político Édgar Gutiérrez.
Tres puntos claves marca el analista en la historia política de Arzú. El primero al alcanzar la Presidencia en enero de 1996 y el segundo con la firma de la paz 11 meses después en un acto con el que pone fin a una de las épocas más sangrientas y extensas en la historia de Guatemala, describe Gutiérrez.
El tercer punto clave que marca el final de la carrera del jefe edil lo definen las polémicas declaraciones dadas el 29 de agosto del 2017 cuando pronuncia: “Yo puedo hacer la paz pero también puedo hacer la guerra”.
Las declaraciones fueron dadas en una reunión de la Asociación Nacional de Municipales (ANAM) como apoyo a la decisión del presidente Jimmy Morales, que dos días antes había declarado no grato al jefe de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), Iván Velásquez.
“Fue una guerra política que puede tener consecuencias para el país, como la tuvo la guerra civil. Pasó a encabezar las fuerzas contrarias a la lucha contra la corrupción en la que deja un sabor amargo. Solo la historia dirá si ayudó (o no) al bienestar de los guatemaltecos”, afirma Gutiérrez.
Gutiérrez considera que de los políticos vigentes es el último “dinosaurio político”, ya que si bien hay vivos como Vinicio Cerezo y Jorge Serrano Elías, no ve que tengan el mismo grado de influencia.
“Además, la influencia de Arzú es evidente debido a las decisiones controversiales de Jimmy Morales, que eran inspiradas por Arzú, bajo una actitud retadora y hasta irracional que tuvo el presidente al echar a Iván”, indicó Édgar Gutiérrez.
El economista define que el presidente del Congreso Álvaro Arzú hijo no solo queda huérfano de padre, sino también huérfano político. “Arzú hijo no hizo méritos suficientes para ganarse al Congreso, debido a que el puesto lo obtuvo por influencia de su papá”.
En el Congreso queda incertidumbre, ya que la muerte de Arzú crea confusión y divisionismo. Además, habrá disputas por la herencia política que deja Arzú, enfatiza Gutiérrez quien desconoce si será su hijo que tomé el poder u otros de sus colaboradores cercanos.
El segundo huérfano político, descrito así por el experto, es Jimmy Morales. Debido a que en sus discursos el enojo era evidente, detalla Gutiérrez. Ahora, considera que el mandatario queda en mayor soledad debido a que el presidente de la ANAM, Edwin Escobar el jueves pasado se pronunciaba a favor de la lucha contra la corrupción, dando así, la espalda a Morales.