Unos 200 migrantes centroamericanos, en su mayoría hondureños, que viajan en una caravana que busca llegar a Estados Unidos ingresaron este jueves a México de manera ordenada a través de la frontera entre el sureño estado de Chiapas y Guatemala.
Los migrantes entraron a territorio mexicano desde la localidad guatemalteca de Tecún Umán luego de que agentes migratorios mexicanos registraron sus datos e iniciaron un trámite, que se espera les tome cinco días, para obtener un permiso especial.
“México ha decidido darles una tarjeta de visitante por razones humanitarias a todas las personas que ingresen de manera documentada”, dijo Héctor Hugo Alemán, directivo del Instituto Nacional de Migración (INM).
Este permiso les permitirá estar en México un año, con posibilidad de renovarlo, y podrán obtener un empleo y acceder a servicios de salud y educación.
Entre estos migrantes se cuentan también salvadoreños, que junto con los hondureños buscan llegar a Estados Unidos escapando de la pobreza y la violencia en sus países.
El gobierno mexicano, que desde diciembre es encabezado por el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, había advertido que no permitiría el acceso de manera irregular y violenta al país.
Esta es la tercera caravana que sale desde Honduras desde que el 13 de octubre pasado partió una primera, que llegó a sumar unas 7 mil personas, seguida de otra cuatro días más tarde.
Las primeras caravanas entraron como una auténtica estampida humana a México, sin pasar control migratorio alguno.
El grueso de estos grupos recorrió unos 3 mil 500 kilómetros hasta la mexicana Tijuana, fronteriza con Estados Unidos, donde muchos se han quedado varados ante la dificultad de cruzar ilegalmente o solicitar asilo, proceso que toma meses.
Esta nueva caravana salió de San Pedro Sula el martes y ha avanzado en grupos. Se estima que son unas 2 mil personas las que se dirigen hacia México, el grueso de las cuales sigue avanzado por territorio guatemalteco.
La embajada de Estados Unidos en Guatemala ha advertido que los que crucen ilegalmente serán detenidos y deportados.
En Tijuana, un albergue que llegó a recibir a unos 2 mil 500 centroamericanos será cerrado la próxima semana al quedar unos 400 migrantes, quienes buscarán otros sitios para alojarse asistidos por organizaciones civiles y religiosas.
Los migrantes que permanecen acordaron el cierre del sitio y “estimaron que el próximo miércoles es la fecha para que ellos puedan abandonar este espacio”, explicó Leonardo Nery, coordinador del albergue.
Con información de: AFP