El contrabando de cigarros es un delito que estructuras criminales realizan desde hace más de 10 años, el producto viene procedente de Corea.
Los precios bajos o descuentos son como un imán para los consumidores, sin imaginar que, en muchos casos, estos precios se deben a que los productos que se venden son de contrabando.
Comprarlos va más allá del ahorro, pues es mercadería adulterada, vencida y, en ocasiones, no cuenta con los estándares de calidad sanitaria.
En Guatemala se maneja una amplia gama de productos de contrabando entre ellos alimentos como aceites, huevos y bebidas carbonatadas, también calzado, licores y cigarrillos, la mayor parte provenientes de Corea.
Panamá, Belice y Trinidad y Tobago son los mayores puntos de tránsito de cigarrillos en la región.
Panamá tiene la segunda zona libre más grande del mundo, mientras que Belice y Trinidad y Tobago están creciendo rápidamente como puntos de tránsito.
El 80% del tráfico que fluye a través de estas zonas termina como contrabando en diferentes países, entre ellos Guatemala.
El contrabando de cigarrillos en el país es proveniente de Asia, específicamente de corea, la ruta más utilizada es de forma marítima.
Uno de los lugares en donde se vende la mayor cantidad de cigarros de contrabando en Guatemala es en la terminal.
Realizamos un recorrido por este lugar, pero sabíamos que teníamos que ingresar fingiendo otro objetivo. Al llegar encontramos pequeños negocios con varios productos de contrabando como pastas de dientes y jabones.
Hicimos un sondeo sobre los precios bajos que ofrecen a sus clientes hasta llegar a lo que nos interesaba.
Encontramos un puesto de cigarros de contrabando, las cajas estaban colocadas en inmensas torres y no dudamos en grabarlo.
Segundos después, un grupo de hombres y mujeres se acercaron a nosotros diciéndonos que eso no lo podíamos grabar y bajo amenazas nos obligaron a borrar la grabación que habíamos captado con los cigarros.
Eso no impidió que siguiéramos con nuestro recorrido y en el otro extremo de la terminal volvimos a encontrar puestos de venta de cigarrillos de contrabando, todo expuesto como si fuera un producto lícito, vendido por hombres, mujeres y hasta personas de la tercera edad que así se ganan la vida.
Un cigarro legal, puede costar alrededor de un quetzal con 50 centavos, mientras que un cigarro de contrabando tiene un costo de solo 50 centavos, por ende es más vendido duplicando sus ganancias en relación a un cigarro legal.
Solo el año pasado, se recaudaron 347 millones de quetzales del impuesto directo. 17 millones menos en comparación con lo recaudado en el 2016 y 51 millones menos de lo que se tenía proyectado recaudar que eran 398 millones de quetzales. Esto podría deberse a un descenso en el consumo y, por supuesto, por el contrabando, un problema que parece no tener fin.
El Organismo Judicial es el responsable de ordenar la destrucción de la mercadería decomisada en operativos.
Ayer, precisamente, se dio la destrucción de 3.5 millones de cigarrillos de contrabando que fueron incautados en diciembre del 2013.