El demócrata Dean Phillips pide la confianza de su electorado con un spot satírico protagonizado por Pie Grande.
Asaltos personalizados, rumores alarmantes y música de película de terror: la publicidad política agresiva es una parte ineludible de las elecciones estadounidenses.
Para las próximas elecciones de mitad de período del 6 de noviembre hemos visto a los hermanos de un candidato (el republicano Paul Gosar) unirse en su contra, un anuncio de Arkansas sugerir que “los demócratas comenzarán a linchar de nuevo a los negros” y a Pie Grande en la búsqueda de un candidato republicano en Minnesota.
Y cómo olvidar el anuncio de las “ovejas demoníacas”, una extraña campaña de la republicana Carly Fiorina de 2010.
“Los anunciantes los usan porque funcionan. Los datos muestran que los spots publicitarios negativos funcionan mejor que los positivos”, me dijo el comentarista político y ex estratega republicano Liam Donovan.
En los ciclos electorales se producen millones de avisos publicitarios que son emitidos en radio, televisión, y cada vez más en las redes sociales.
Según la predicción de la firma de investigación de mercados Borrell Associates, este año se prevé que el gasto en publicidad política en Estados Unidos sea de unos US$8.000 millones.
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Pero muchos sienten que las elecciones de 2016 destrozaron el civismo y la veracidad. Por eso algunos votantes ven la publicidad agresiva con otros ojos.
La BBC habló con varios de ellos, que aseguran que en la próxima semana elegirán al candidato que use menos anuncios de ese tipo.
La idea de escribir esta historia nació a raíz de una discusión en un grupo de Facebook de BBC News sobre las elecciones de mitad de período.
Anne, Dave, Claire y Martin viven a kilómetros de distancia, en costas opuestas de Estados Unidos. Pero todos ellos están de acuerdo en una cosa: se sienten hartos y cansados de la negatividad.
Son votantes sin lealtad hacia un partido o asunto en particular. Su oposición a la publicidad agresiva definirá su voto del próximo martes.
“(Los anuncios) son cada vez son peores”, le dice a la BBC Anne Berriman, de 53 años, quien es ama de casa y vive en Austin, Texas. La semana pasada llegó a contar seis anuncios políticos agresivos durante una breve pausa publicitaria.
Otra votante, Claire Crawford, de 61, quien trabaja en una organización benéfica en Georgia, está de acuerdo: “Prefiero votar por el candidato que no haga política ‘sucia’. Si no tienes nada que decir, no digas nada“.
“Dime lo que vas a aportar en lugar de destacar lo que la otra persona no hará”, dice Martin McShea, de 51, quien reside en Lancaster, Pensilvania, donde trabaja como ingeniero de locomotoras.
Dave Miller, un ingeniero de software que vive en el estado de Washington, admite que la publicidad agresiva funciona en votantes que no tienen tiempo para investigar las cosas. Asegura que “en igualdad de condiciones” elegiría al candidato menos negativo.
Anne dice que hay dos avisos publicitarios muy populares en Texas en los que el republicano Ted Cruz ataca al demócrata Beto O’Rouke.
En uno de ellos Cruz acusa a O’Rourke de ser antipolicía, “divisivo y peligroso”.
Un anuncio de O’Rouke contraataca a Cruz por su oposición a expandir el sistema sanitario.
Ver estos avisos publicitarios le hace a Anne sentirse “asustada” y querer “dar la espalda a las elecciones”. Por eso los rechaza firmemente.
“Estos anuncios fomentan las divisiones en nuestra comunidad. Nos alientan a ver a quienes no están de acuerdo con nosotros como a nuestros enemigos”, sostiene.
Desde Pensilvania, Martin dice que esta es la primera vez que tendrá en cuenta la publicidad agresiva a la hora de votar.
“En 2016 hubo mucha negatividad y hay mucha gente cansada de eso. La candidata demócrata al Senado de aquí apenas ha hecho anuncios agresivos, está tratando de hacer algo distinto. Eso me agrada”.
Pero Dave no cree que vayan a tener impacto más allá de las elecciones y culpa al sistema político por “presionar a la gente”.
El comentarista Liam Donovan dice que en estas elecciones los rivales de los demócratas han sacado provecho de los votantes saturados de los excesos 2016 mediante el uso de mensajes más positivos.
Una pequeña diferencia con respecto a las elecciones anteriores es que, con tantos anuncios negativos circulando, un candidato puede hacerse notar si lanza algo positivo.
Puede que los anuncios manipulen la verdad, pero Dave argumenta que son herramientas útiles para saber quién mueve los hilos.
“Cuando veo un anuncio, investigó quién lo financia. Si quienes lo respaldan no me interesan, me lo pienso dos veces antes de votar al candidato”, explica.
En Georgia, donde vive Claire, unos anuncios agresivos durante las elecciones a gobernador acusaron al a candidato republicano Brian Kemp de apoyar la supresión de votantes. Otros señalan que la demócrata Stacey Abramse está endeudada.
A pesar de que se opone a ellos, Claire opina que estos ataques tienen una base verídica y dice que verlos le ayuda a investigar sobre los candidatos.
Martin está de acuerdo: “Buscar la verdad es muy importante hoy día. Hay mucha desinformación. Los anuncios te hacen preguntarte qué esconden o qué aportan los candidatos“.
Pero Anna y Claire no creen que esta sea una buena manera de plantear problemas políticos o fallos potenciales de un candidato.
“No me gusta que me atormenten, me mientan o me hablen mal”, dice Claire.
Anne cree que la negatividad contribuye a la baja participación de los votantes más jóvenes: “Eso me asusta. Tienes que mostrar la parte positiva, si no, ¿cuál es el punto?”
Pero si los anuncios agresivos están incitando a los votantes a saber más sobre los candidatos, ¿no los hace eso herramientas efectivas?
Anne cree que no: “Hay mejores formas de hacerlo. Un candidato podría explicar su punto de vista, por ejemplo, sobre salud, y mencionar que su oponente tiene un enfoque distinto”, sugiere.
Claire también dice que prefiere saber “cómo un candidato piensa ayudar a nuestro estado y a nuestros ciudadanos”.
Pero quienes esperen encontrar más optimismo en la publicidad política estadounidense probablemente tengan que esperar un tiempo, dicen los expertos.
“Será peor en 2020. Los anuncios agresivos seguirán funcionando hasta que, finalmente, votemos con nuestros pies“, dice Donovan.