"Yo creo que Conamigua se ha politizado", es la respuesta que da un guatemalteco que vive en EE. UU., al explicar la inoperancia de la entidad que hoy en día, no cuenta ni siquiera con una línea telefónica para que los migrantes que deseen auxilio lo requieran.
Si no cuenta con un teléfono, menos con una página de internet ni con delegaciones para atender a los migrantes en la provincia. Hace casi cuatro meses asumió el nuevo secretario ejecutivo, Carlos Narez, después de que Conamigua permaneció sin cabeza desde febrero del 2017, con la salida de Alejandra Gordillo, durante ese tiempo se acumularon las cuentas por pagar, que terminaron por afectar las funciones de la institución.
Aunque el artículo 2 de la Ley de Conamigua precisa que la naturaleza de esta es “coordinar acciones y actividades tendientes a proteger, atender y brindar asistencia y auxilio a los migrantes guatemaltecos”, esa misión no se ha cumplido, puesto que los migrantes y sus familias en el país no cuentan ni siquiera con un número telefónico para hablar con las autoridades y exponer sus casos.
La falta de pago de los servicios y las deudas que mantiene la institución son del conocimiento del Consejo, indicó la subsecretaria Rita Elizondo, quien, junto con Narez, ha participado en las dos reuniones que ha efectuado ese cuerpo colegiado desde que fueron nombrados.
El diputado Fidel Reyes Lee, representante del Congreso ante el Consejo, explicó que han encontrado muchos problemas porque Conamigua no se había podido integrar, lo que causó que se acumularan las deudas.
“Trabajamos en eso. Ya aprobamos el Plan Operativo Anual. Se están tomando las medidas correctivas a efecto de que Conamigua sea funcional”, explicó Reyes Lee.
El presupuesto asignado a Conamigua es de Q18 millones, el mismo del 2017, debido a que el Legislativo no aprobó el plan de gastos propuesto por el Ministerio de Finanzas. Sin embargo, Narez aseguró que aún no se ha recibido ningún desembolso y que esa es la causa principal del atraso en los pagos.
No obstante, el Consejo aprobó recientemente un viaje que hizo Narez a EE. UU., donde se reunió con grupos de migrantes en Washington, D.C. El funcionario explicó que los boletos aéreos fueron adquiridos para “posteriormente ser acreditados”.
Aseguró que en el viaje se abordaron “temas importantes” como la petición de migrantes de reformar Conamigua y las posibilidades de “clasificar para un TPS” (Estatus de Protección Temporal).
Sectores consultados coincidieron en que Conamigua es un ente que se ha politizado y que ha dejado por un lado la atención a los compatriotas en el extranjero. Además afirmaron que las deficiencias siempre han existido, pero que se hicieron más evidentes desde que la oficina quedó acéfala.
“Es una realidad que se ha vivido desde su creación: el hecho de que Conamigua es inútil a las necesidades de los migrantes”, opina Pedro Pablo Solares, analista en temas de migración.
Solares añadió que el tinte político que ha mantenido la entidad desde que fue creada ha provocado que nunca haya presentado una política migratoria ni haya servido a los migrantes. Añadió que con la creación de la Autoridad Migratoria Nacional las funciones de Conamigua prácticamente se duplicarían, por lo cual pasa a ser prescindible.
“De acuerdo con la nueva institucionalidad, Conamigua debería desaparecer y los fondos deben ser trasladados a instituciones más eficientes”, apuntó Solares.
Similar opinión manifestaron los migrantes que radican en EE. UU.. Byron Quezada, representante de la Fraternidad Shecana de California, dijo que la entidad no ha apoyado a los migrantes “nunca”.
“Que enseñen una acción que haya sido para ayudar a los migrantes. Nunca, nunca se ha dado. Lo único que hacen acá —en EE. UU.— es que durante las fiestas patrias hacen camisetas y las regalan en las calles, esa es la única evidencia de Conamigua aquí”, afirmó Quezada.
Añadió que, con excepción de algunos migrantes que se han beneficiado con el otorgamiento de boletos aéreos, “la mayor parte dice que Conamigua debe desaparecer y que le den ese presupuesto al Ministerio de Relaciones Exteriores para que lo invierta en la ayuda al migrante, especialmente ahora que está dura la situación con —el presidente de EE. UU.— Donald Trump”.
Walter Batres, integrante de la Red Migrante Guatemalteca, expuso que a Conamigua solo se le vio nacer, pero nunca se le permitió “gatear, mucho menos caminar”.
Criticó la “inoperancia” del ente y considera que este ha sido utilizado para “pagar favores con el presupuesto que debería utilizarse para proyectos de defensa, dignificación y empoderamiento de la comunidad migrante”.
Carlos Narez, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala (Conamigua), afirmó que la falta de presupuesto del 2018, más una restructuración y una “limpia” que se hace a la parte administrativa del Consejo, han causado las limitaciones en el funcionamiento de este.
Afirmó que el presupuesto ya fue aprobado por el Consejo, pero los recursos aún no llegan desde la banca central a la institución. Añadió que espera contar con ellos “a la brevedad posible”, para comenzar a ejecutar.
“Estoy levantando esto, que estaba en el suelo. Esperamos tener presupuesto ya en julio y agosto. Eso es un reto para mí. Voy a levantar esta institución como usted no tiene idea”, aseguró el funcionario.
Respecto del retraso en el pago de servicios básicos como el teléfono y la página web, indicó que no puede hacerlos con imprudencia, para evitar reparos de la Contraloría General de Cuentas, y aseguró que ya se canceló la deuda telefónica, lo que significa que Conamigua por fin tendría un número de teléfono durante julio.
En cuanto a la contratación de personal que debería ser asignado en los departamentos, Narez expuso: “Al tener asignado presupuesto comenzamos a hacer la convocatoria”.
La subsecretaria del Consejo, Rita Elizondo, afirmó que el trabajo de la institución no se detiene y que, por ejemplo, se han hecho esfuerzos para ayudar a los migrantes en casos emblemáticos como el asesinato de Claudia Patricia Gómez, a manos de un guardia fronterizo de EE. UU., ante el cual se gestiona apoyo para esta familia, y en el caso del migrante deportado Nasario Jacinto, se coordina asistencia para que recupere a su hija Filomena, que le fue arrebatada de los brazos en la frontera sur de ese país.
La Casa del Migrante de Guatemala es una entidad dirigida por la Pastoral de Movilidad Humana de la Iglesia Católica.
Mauro Verzeletti, director de la entidad, estimó que al año unos tres mil migrantes son atendidos en la Casa del Migrante de Guatemala, en la capital, y otros cuatro mil en la de Ciudad Tecún Umán, San Marcos.
Aparte de brindar hospedaje y alimentación a los migrantes que lo requieran, Verzeletti indicó que, para auxiliarlos, la Casa del Migrante cuenta con una unidad de derechos humanos y de atención psicosocial. También tienen una sección de inserción laboral, que se coordina con grupos de la sociedad civil.
“Yo creo que Conamigua se ha burocratizado mucho y piensa que la solución está desde una oficina. Y no, los migrantes están en la calle”, enfatizó Verzeletti.