La constante actividad volcánica de la montaña de 3 mil 763 metros de altura, situada a 35 km al suroeste de la capital, pone en peligro las labores de rescate.
Decenas de socorristas se unieron a los pobladores de San Miguel Los Lotes, en un último esfuerzo para encontrar los cuerpos de casi 200 desaparecidos en el poblado devastado por la erupción del volcán de fuego.
Los grupos de búsqueda regresaron el domingo a la zona destruida en busca de más víctimas tras reanudarse los operativos en la zona, suspendidos el miércoles por la tarde debido a la inestabilidad del terreno y la actividad del coloso.
Un rescatista en la llamada “zona cero” afirmó a la AFP que la temperatura del material que cubre San Miguel Los Lotes a cinco centímetros de profundidad es aún de 84 grados centígrados.
“Todos los restos de cuerpos que encontramos se nos deshacen en las manos”, contó el socorrista, que prefirió no dar su nombre. Aun así, los vecinos se resisten a abandonar los restos de sus familiares enterrados en este poblado cercano a la ciudad sureña de Escuintla.
Carlos Renato Cortés ha subido a la zona cero cada día desde la erupción a cavar con pico y pala en busca de los tres cuerpos atrapados en casa de su cuñado, enterrado junto a su mujer e hijo en la casa que colinda con la suya.
El hombre de 44 años desistió el miércoles de la búsqueda de su mujer, María Hortensia, y de sus tres hijos, sepultados bajo grandes piedras que cubrieron su casa. Su hijo mayor se salvó porque en el momento de la tragedia estaba en Antigua Guatemala. “Lo que queremos es estar tranquilos de haberlos hallado, pero el gobierno no nos han dado nada para limpiar”, dijo Cortés.
“Ya ésta área es un cementerio”, lamentó en el lugar el sacerdote católico panameño Eliecer Rodríguez, en referencia a San Miguel Los Lotes.
La violenta erupción del volcán, la más potente en los últimas cuatro décadas, ha dejado hasta ahora 110 personas muertas y 197 siguen desaparecidas, según datos oficiales.
El religioso caminaba por el poblado rociando agua bendita para pedir “por el descanso eterno” de los fallecidos y “la consolación” de los familiares. Tres monjas y otros feligreses lo acompañaban con rosarios en las manos.
Un grupo de vecinos logró que dos máquinas excavadoras prestadas por empresas entraran en San Miguel Los Lotes, a pesar de la amenaza constante del volcán de Fuego, que el lunes amaneció con una intensa fumarada de cerca de 1.000 metros de altura sobre el cráter.
La constante actividad volcánica de la montaña de 3.763 metros de altura, situada a 35 km al suroeste de la capital, pone en peligro las labores de rescate pues sigue lanzando flujos piroclásticos, una mezcla de gases tóxicos, piedras y materia volcánica que baja a gran velocidad y arrasa todo lo que encuentra a su paso, según el instituto de Vulcanología (Insivumeh).
“Se van hacer operaciones de búsqueda, localización y recuperación si así fuera necesario; los pobladores podrán ingresar a sus comunidades con rescatistas y esto será apoyado por maquinaria de gobierno y civil”, afirmó en rueda de prensa Sergio Cabañas, secretario de la Conred, el domingo por la noche.
Cabañas se encuentra en el ojo de las críticas por supuestamente no haber autorizado a tiempo la evacuación de la zona. La tragedia también ha desgastado la débil popularidad del presidente Morales, un excomediante de televisión salpicado por acusaciones de corrupción.
Morales prefirió consensuar con los vecinos de San Miguel Los Lotes la decisión de declarar la zona camposanto, lo cual obligaría a detener las tareas de búsqueda, mientras aumentan las peticiones de dimisión del mandatario por negligencia en el manejo de la respuesta a la catástrofe natural.