Al menos 53 agresores sexuales han solicitado su certificación para trabajar con niños, niñas y adolescentes. La mayoría, ya lo hacía en el sistema educativo pero se sabe hasta ahora que existe el Registro Nacional de Agresores Sexuales.
Durante los primeros seis meses de funcionamiento del Renas se han emitido más de medio millón de certificados exitosamente, la mayoría para mujeres.
Esta herramienta ha permitido establecer indicadores, como la edad promedio de los agresores sexuales ya condenados que solicitan su certificación: 42 años y las áreas donde se desempeñan laboralmente. La mayoría lo hace en educación, seguido por el área religiosa, salud, justicia, seguridad y entretenimiento. Esto sirve para alejarlos de víctimas en potencia.
El Renas lleva registro de todas las personas que han sido condenadas y que la condena ya cobró firmeza, no incluye a las personas que están siendo investigadas o que tienen un proceso en curso.
A partir de enero de este año, MP inició el proceso del Registro Nacional de Agresores Sexuales (RENAS), de conformidad con lo que establece el Decreto Número 22-2017 Ley del Banco de Datos Genéticos para Uso Forense. Ha generado con éxito más de medio millón de certificaciones. pic.twitter.com/U3topsbrgR
— MP de Guatemala (@MPguatemala) July 4, 2018
Las siguientes historias fueron proporcionadas por el Ministerio Público como una forma de ejemplificar lo cerca que un abusador puede estar de sus víctimas y cómo operan.
En pleno día de la madre, un hombre llegó a casa de su expareja en Quetzaltenango para “llevarle un obsequio”, eso sí, pidió a sus hijos que salieran al carro porque el regalo, se lo daría a solas.
Aprovechó la soledad con su víctima para tirarla al piso, amarrarla y violarla. Antes de que pudiera huír, el hombre la amenazó, diciéndole que solo era la primera vez y que la próxima vez, la mataría.
Zacapa. 2009. Un maestro trabajaba en dos escuelas diferentes, en ambas, impartía clases a alumnos de sexto primaria. En su maletín guardaba una cámara de video para grabar a sus alumnas cuando las llamaba a su escritorio para acariciarlas, abrazarlas, tocar sus piernas y obligarlas a mostrar sus genitales. Las víctimas callaban por temor. El hombre fue denunciado por su pareja cuando lo descubrió.
Esto fue en la capital guatemalteca, en 2010. Dos hermanas, ambas menores de edad, fueron a la iglesa a confesarse. Una de ellas lo hizo, la otra fue llevada a la oficina del sacerdote. Él cerró la puerta con llave y simuló que le interesaba escuchar los problemas familiares de su víctima. Solo fue un engaño: la violó. Ella lo denunció.
Alta Verapaz. 2014. Un pastor evangélico aprovechándose de su autoridad llama a una niña de 14 años a la cocina de la iglesia. Le dijo que debían hablar bajo para que nadie escuchara. Le mostró pornografía en su celular y comenzó a tocarla. A los dos días, lo hizo de nuevo, ahora en su habitación.